En defensa de la libertad


ELECCIONES 2006


Texto de la intervención del director de Proceso en la sesión privada del pleno de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, efectuada en Washington el pasado jueves 23, en relación con la solicitud de acceso a las boletas electorales del 2006


Rafael Rodríguez Castañeda / Apro

 

En 1976 la revista Proceso nació como respuesta de un grupo de periodistas, encabezado por Julio Scherer García, víctima de una agresión del gobierno de México. Treinta y dos años después estamos aquí, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, por una razón hasta cierto punto semejante: una pugna con el Estado mexicano por la libertad de expresión.


Desde hace más de dos años, en nombre y representación de nuestro semanario, solicité tener acceso a la totalidad de las boletas electorales emitidas en los controvertidos comicios presidenciales del 2 de julio de 2006. Las boletas electorales son reconocidas como documentos públicos y, por tanto, están amparadas para su consulta irrestricta por las leyes mexicanas.


Esta solicitud nos ha llevado a recorrer un largo y frustrante camino por todas las instancias legales a nuestro alcance en México: en una primera etapa, nos topamos con la cerrada negativa del Instituto Federal Electoral y el Tribunal Federal Electoral. En un segundo momento, recurrimos al amparo, el último recurso que tenemos los mexicanos de protección ante las decisiones de gobierno que afectan nuestros derechos. Un juez de distrito en materia administrativa nos negó el amparo. Recurrimos a la revisión y logramos que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ejerciera su facultad de atracción. Al final, apenas por un voto de diferencia, el máximo tribunal desechó de igual forma nuestra petición. Como por casualidad, el voto de diferencia fue emitido nada menos que por el ministro presidente.  


La justicia mexicana dio así, como lo hicieron primero los órganos electorales, un portazo a los periodistas que creemos que las leyes nos protegen y nos garantizan la libertad de prensa y de expresión y, sobre todo, la libertad de acceso a la información pública, sin la cual las dos primeras carecen de sentido.


Para Proceso, para mí en lo personal, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos es ya el único recurso disponible para conseguir que en mi país y en nuestro continente quede sentado el precedente de que los derechos humanos, su respeto, son más fuertes que el más fuerte de los Estados. Negar el acceso a la información es una forma de censura y la censura es reconocida por el sistema interamericano como una flagrante violación a los derechos humanos.


Señores comisionados:
No duden en mantener las medidas cautelares que ustedes mismos ya dictaron, para evitar la destrucción inminente de las boletas electorales. La tradición de la CIDH y de la propia OEA exige de ustedes una actitud congruente. Recuerden: un Estado, en este caso el Estado mexicano, no puede estar por encima de las leyes que le dan razón de existir.


Señores comisionados:
Impidan la destrucción de las boletas del 2006.

 

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