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La guerra de encuestas I: BEAP, Mas Data, Indicadores, La Jornada de Oriente




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Salvo prueba en contrario, los encuestadores en México se han convertido en un cártel que, al vender sus estudios estadísticos y permitir su uso propagandístico, han desvirtuado un instrumento científico muy exacto en el resto de las democracias occidentales. Una mafia, vaya

Si hay #CosasQueVanJuntas, inevitablemente, son procesos electorales y encuestas. Un binomio inseparable en las democracias occidentales que parten del principio teórico de que la opinión pública, así como la actitud de los electores, son medibles y cuantificables. En  las elecciones 2013 en Puebla las empresas demoscópicas volverán a ser puestas a prueba pese a los nefastos antecedentes de 2010 y 2012. ¿Quién no recuerda los errores garrafales cometidos por distinguidos encuestadores nacionales y locales que dieron ganador por 10 puntos a Javier López Zavala en la última semana de la campaña? ¿Y qué tal la quema total a la industria por el error común de casi todas las encuestadores del país que daban ganador a Peña Nieto por un margen de 15 puntos a lo largo de todo el proceso, pero que a la mera hora el resultado final fue de apenas 6 de ventaja sobre López Obrador?

 

 

Salvo prueba en contrario, los encuestadores en México se han convertido en un cártel que, al vender sus estudios estadísticos y permitir su uso propagandístico, han desvirtuado un instrumento científico muy exacto en el resto de las democracias occidentales. Una mafia, vaya. Por supuesto que la estadística puede medir y cuantificar la opinión pública. El problema es la venta indiscriminada de estudios con fines de hacer propaganda. El mercado democrático tiene un error que no encuentra solución: una y otra vez los encuestadores se equivocan, pero conservan su credibilidad y vigencia gracias a la desmemoria de los mexicanos. Los Roy Campos, Ulises Beltrán, Francisco Abundis y compañía, que una y otra vez se equivocan por márgenes escandalosos, simplemente pasan página, esconden la cabeza unos meses, y otra vez a empezar a engañar.

 

 

Leo Zuckermann, previendo la polémica que las encuestadoras iban a generar en la elección presidencial del 2012, propuso en un revelador artículo publicado en Nexos en marzo de 2012 algo que dicta el más elemental sentido común: “alguien tiene que llevar el récord sobre qué tan bien o qué tan mal le va a los encuestadores. Debemos desarrollar una especie de ratings de las empresas demoscópicas como los que existen en los mercados financieros: a mejor capacidad de acertar al ganador, y con la menor diferencia de puntos entre el primero y segundo lugares, una mayor calificación para el encuestador que, en el futuro, le dé una mayor credibilidad a la empresa encuestadora”. 

 

 

Una bitácora de la credibilidad. Y no suena mal para sujetar a las empresas encuestadoras que participarán en las elecciones poblanas que arrancan en menos de un mes. Apenas quedan en Puebla cuatro grandes encuestadoras: el BEAP de Rodolfo Rivera Pacheco; Indicadores de Elías Aguilar, Mas Data de José Zenteno y La Carpeta de Sergio Cortés en La Jornada de Oriente. Por supuesto, también hay que contar al CISO de la BUAP, pero es previsible que se mantendrá alejado de la publicitación de sus estudios como en elecciones anteriores. Y mucho más ahora que un ex rector es candidato. Una lástima, pero por su propia salud institucional, el rector interino Alfonso Esparza debe garantizar su silencio.

 

 

La historia de las casas encuestadoras está ligada a la confiabilidad de sus resultados, a su precisión. Indicadores de Elías Aguilar tiene el dudoso honor de haber terminado en el último lugar del ranking elaborado por Leo Zuckermann en su artículo de Nexos, que la designó como la peor encuestadora del país. Así lo escribió el académico del CIDE respecto de la elección de gobernador en 2010: “en el otro extremo está la encuesta de Indicadores, en Puebla, que no sólo falló en acertar al candidato ganador que ganó por 10 puntos porcentuales, sino que reportó al candidato que quedó en segundo lugar 10 puntos arriba; equivocación de un total de 20 puntos porcentuales. A todas luces una pésima encuesta” 

 

 

 

¿Qué papel jugará Indicadores de Elías Aguilar en 2013? ¿Lavara sus pecados del pasado o insistirá en sus equívocos? La opinión pública tendrá la palabra.

 

 

Vamos ahora al caso de Rodolfo Rivera Pacheco y su BEAP, que también se equivocó en la elección de gobernador en 2010, aunque menos que Indicadores, quizá porque nunca publicó resultados estatales, sino solamente de Puebla capital. En sus tres mediciones siempre le dio ventaja al PRI: en la primera encuesta, Puebla Avanza partió con 18 o 20 puntos; la segunda de 10 puntos y la última de 3.5 puntos, y lo cantamos por el margen de error, dijo Rivera Pacheco, como empate técnico. Es decir, solamente en la Angelópolis, se equivocó por 13.5 puntos en su resultado final, y no atinó al ganador.

 

 

En el caso de Sergio Cortés y La Jornada de Orientetampoco atinaron al ganador, además de que en 2010 solamente realizaron encuestas telefónicas en Puebla capital. Su error, sin embargo, fue de apenas 13 puntos.

 

 

Como lo hemos subrayado a menudo en este espacio, Mas Data de Pepe Zenteno fue la única encuestadora local que dio ganadores a Rafael Moreno Valle y a Eduardo Rivera Pérez con una ventaja de 2 puntos. Su error final fue de -8 puntos, porque el resultado final fue un +10 a favor de Compromiso por Puebla.

 

 

La opinión pública deberá juzgar entre las cuatro grandes encuestadoras locales: BEAP, Indicadores, Mas Data y La Jornada de Oriente. Las demás tendrán un papel de relleno. ¿Cuál será el papel que jugará en la guerra de encuestas que se avecina?

 

 

Mañana veamos a las empresas nacionales.

 

 

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