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Al grito de que gobernador sí pone minigobernador, Moreno Valle ha elegido a Cabalán Macari como su “delfín” para el 2016. Así lo ha comunicado a sus subordinados directos en el gobierno, a la estructura política conocida como morenovallismo y a sus círculos de influencia. La orden es tajante: los recursos humanos, financieros y políticos del grupo deben ser puestos a disposición del secretario de Infraestructura para ayudarlo en su crecimiento. Y aunque la directriz comenzó a ejecutarse por ahí de agosto de 2013, los resultados todavía no se ven: Cabalán apenas tiene 23 por ciento de conocimiento en la capital y 2 por ciento de positivos si nos atenemos a la encuesta de Mas Data publicada ayer por CAMBIO. O sea, nada de posicionamiento.
El morenovallismo pone su apuesta por Cabalán pese a las dificultades que entraña construir su posicionamiento. La principal cualidad del secretario de Infraestructura es, por supuesto, ser un amigo del gobernador. O un poco más, el hermano que nunca tuvo. Desde la adolescencia han recorrido juntos el camino de la vida profesional y personal, al grado de que entregaron el anillo de compromiso a sus ahora esposa con pocas semanas de diferencia.
Pero Moreno Valle no es el primero, ni el último que quiere hacer de su mejor amigo su sucesor en el gobierno: nadie más confiable, nadie más manejable y nadie mejor para cuidar las espaldas. Pero una amistad no es un proyecto político, y no hay mejor testimonio que el de Javier López Zavala y Mario Marín para comprender el fracaso de una sucesión mal conducida, gobernada más por los intereses particulares de camarilla que por las condiciones reales de competencia.
¡Qué bueno que Cabalán Macari sea el mejor amigo de Moreno Valle! ¡Qué bueno que encarne su proyecto sucesorio, y los demás miembros del grupo se hayan plegado! Pero para pasar a la categoría de proyecto político, debe reunir muchas más cualidades, so pena de pasar a la historia como el Zavala fashionista del morenovallismo.
Para que eso no ocurra, de entrada, debe ser competitivo, electoralmente hablando. Moreno Valle no ve problema alguno en construirle un posicionamiento a Cabalán. Subrayo construirle. Tiene un plazo todavía de dos años, que en política es una vida entera. ¿Lo mejor en la óptica del gobernador? Que su dedo divino puede hacer ganar a cualquiera, y a cualquiera, convertirlo en un pop star de la política poblana, como lo vendría a demostrar el caso de Tony Gali Fayad.
¿Por qué, quién era Tony Gali Fayad antes de que el morenovallismo decidiera construirlo como candidato a la alcaldía? Según el gobernador, era un tipo decente, competente, con una familia presentable. Pero nada más: fue su dedo divino quien lo elevó. Y así como lo construyó a él, puede construir a cualquiera.
De entrada, Gali y Cabalán supuestamente compartirían el mismo perfil: los dos son guapos, retratan bien, hacen suspirar a las mujeres y… nada más. Ahí se terminan las similitudes. Porque el alcalde electo es muy poblano, y el secretario de Infraestructura no: sus raíces son diferentes. Gali es simpático, cantador, populachero, mientras que Cabalán es tieso, cerrado y elitista. Gali tiene una familia que presumir, hijos, nietos, hermanos. Caba es solamente él y su esposa. Un problema más, en el mismo cargo, Infraestructura, Gali dio muchísimos mejores resultados donde Cabalán está atribulado por el retraso de obras y los sobrecostos.
A Gali, piensa el gobernador, tomó un año construirlo como candidato a la alcaldía con base a sms y espectaculares. Con la misma receta, hay tiempo de sobra para que en enero de 2016 su amigo Cabalán tenga un posicionamiento decente a nivel estatal, por lo menos del 70 por ciento, y positivos superiores a 20 puntos. La maquinaria propagandística ya probó su eficiencia una vez. ¿Por qué no hacerlo otra?
Moreno Valle tiene otra razón para el optimismo en la construcción de su “delfinazgo”: el objetivo de crear una minigubernatura de 1.8 años es quitarle incentivos a mejores gallos, tanto del PAN como del PRI, para disputar la posición. ¿Quién va a meterle millones y millones de pesos solamente para gobernar, hacer negocios y cobrar comisiones por 18 miserables meses?
Estas son las bases, entonces, del Proyecto Caba ya en marcha. La amistad con el gobernador. El Dedo Divino y la experiencia probada del morenovallismo en la construcción de perfiles triunfadores. El cierre de filas del grupo. Su galanura. Y claro, la falta de competidores más fuertes que quieran disputar la mini en 2016.
En otro momento hablaremos de los defectos. Mientras tanto, seis meses después de ponerlo en marcha, Cabalán apenas tiene 23 por ciento de conocimiento en la capital y 2 por ciento de positivos. Hay mucho trabajo por delante para el régimen. Entre lo piensan y no, comienza la construcción de la puerta de salida.