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@RafaGobernador, pégame pero no me dejes, gritó Lalo Rivera




Escrito por  Arturo Rueda
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Eduardo Rivera no quiso tomar la tercera vía que le abrió Juan Manuel Oliva, quien ya había planchado a Ernesto Cordero y a Javier Lozano Alarcón: hacer al ex alcalde el coordinador en Puebla del Frente Opositor a la Reelección de Gustavo Madero. Convertirse en el héroe que iba a contener a los operadores morenovallistas

Lo lincharon en su despedida del gobierno municipal. Lo despreciaron en su tercer y último informe de gobierno. Lo nombraron el Abuelo Infame y airearon su vida privada. Le prometieron destierro y la persecución por sus cuentas públicas. Una y otra vez, reiteradamente, le han incumplido los acuerdos prometidos. Con todo eso a cuentas, Eduardo Rivera Pérez hizo de tripas corazón y decidió alinearse en la interna panista con la candidatura de Gustavo Madero, quien busca la reelección apoyado fundamentalmente por el gobernador Rafael Moreno Valle. Quizá un psiquiatra podría diagnosticarlo como masoquista por su afición a los malos tratos. @RafaGobernador pégame pero no me dejes.

 

 

Tampoco es que el morenovallismo se lo esperara: en sus cálculos, el irrespetuoso Eduardo Rivera Pérez ya se encontraba 3 metros bajo tierra, con muy pocas posibilidades de revivir una vez que Josefina Vázquez Mota se había bajado de la contienda. La Secretaría General del PAN era imposible, igual que una diputación federal plurinominal. El juego del ex alcalde se había cerrado, calculaban. Imposible ir con Ernesto Cordero, a quien ayudó a derrotar en la interna por la candidatura presidencial. Imposible ir con Madero, pues sus intereses estaban vendidos al morenovallismo.

 

 

Eduardo Rivera no quiso tomar la tercera vía que le abrió Juan Manuel Oliva, quien ya había planchado a Ernesto Cordero y a Javier Lozano Alarcón: hacer al ex alcalde el coordinador en Puebla del Frente Opositor a la Reelección de Gustavo Madero. Convertirse en el héroe que iba a contener a los operadores morenovallistas. Si lograba poner piso parejo, empatar por lo menos, tenía pase directo a San Lázaro. Pero no.

 

 

Metido en un callejón sin salida, el Yunque vino a su rescate y negoció directamente un salvoconducto para el ex alcalde. Lo hizo el jefe nacional de la organización, el ex gobernador de Morelos, Marco Adame, sumado desde hace varias semanas. De acuerdo a lo poco que ha trascendido, si Gustavo Madero se reelige, será el garante de que sus cuentas públicas serán aprobadas en tiempo y forma, sin que el morenovallismo vaya a ejecutar su anhelada persecución.

 

 

Además, Lalo Rivera podrá ingresar al Consejo Nacional luego de que quedó fuera de la selección de consejeros poblanos justo a la mitad de la tormenta de su despedida del gobierno municipal. Así, podrá representar los intereses suyos y del Yunque en la instancia decisoria del PAN. Lo que sí puede es despedirse de la diputación federal, ya que ahora, en el maderismo, es un operador más.

 

 

Se entiende el por qué, además de su masoquismo, Eduardo Rivera Pérez aceptó ese trato que luce funesto: el miedo fundado a que el morenovallismo procediera en su contra por irregularidades en sus cuentas públicas pendientes de aprobación. Conforme al principio de que más vale un mal arreglo que un buen pleito, Lalo rechazó desafiar al morenovallismo en Puebla y operar para la fórmula Cordero-Oliva. El miedo no anda en burro.

 

 

La pregunta que irá aclarándose conforme pasen los días es por qué Gustavo Madero aceptó incorporar a Lalo Rivera a su campaña pese al veto expreso que le había puesto el gobernador poblano. Quizá el Yunque lo puso como condición para apoyar la reelección. O quizá porque Madero no es tan marioneta como se piensa, y en su íntima intimidad, sabe que es mejor tener de su lado al enemigo público número uno de Moreno Valle para usarlo más adelante en su beneficio.

 

 

Extrañas son las geometrías de la política: ahora, Lalo Rivera y @RafaGobernador acabarán cohabitando en el mismo equipo de Gustavo Madero pese a su aberración mutua. El mandatario estatal tendrá un freno a la hora de exterminar al lalismo, y por ello, quizá ingenuamente, el ex alcalde piensa que podrá sobrevivir a la embestida que se le venía encima.

 

 

Ingenuamente, digo, porque Gustavo Madero ya ha demostrado ser un empleado fiel al gobernador poblano. Tanto, que siguiendo la orden del desprecio, el líder nacional evitó hacer acto de presencia en el tercer y último informe de gobierno. ¿En verdad puede ser un buen garante de que no habrá persecución?

 

 

Da la impresión de que Lalo, el Abuelo Infame, se metió en la boca del lobo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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