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Jueves, 05 Noviembre 2015 02:38

Audi: de logro a fracaso sexenal




Written by  Arturo Rueda

La catástrofe económica de Volkswagen —ahora oficialmente también de Audi— es una catástrofe política para Moreno Valle, que apostó fuerte durante el primer tramo del sexenio para conseguir el Premio Mayor, y luego se la pasó complaciendo cada uno de los deseos de los directivos alemanes. Podrá discutirse si los 9 mil millones dedicados a Audi pudieron gastarse mejor o malgastarse peor, pero lo cierto es que en 2012 la planta era el deseo de todos los gobernadores del país


Una y otra vez insistieron: no pasa nada. “El escándalo mundial afecta a Volkswagen, no a Audi”. Lo dijo Moreno Valle para cuidar la inversión de más de 9 mil millones de pesos en San José Chiapa. Antier, todavía en la cima de su soberbia, Alfons Dintner afirmó que su única preocupación era terminar la planta, y que bajo ninguna razón la camioneta Q5 formaba parte del escándalo ambiental. Pues ahora sí tendrá una nueva preocupación: qué hacer con todas los vehículos que pretendían armar en su planta, puesto que bajo la directiva de la Agencia de Protección al Medioambiente, fue suspendida indefinidamente la venta de la camioneta Q5 2016, así como de otros modelos de la marca de los cuatro anillos.

 

Ahora, Audi puede tener fábrica cofinanciada con el erario poblano, pero qué va a hacer con todas esos vehículos que ya tenía en preserie y casi casi embarcados con rumbo a Estados Unidos. Por donde se le vea, es una calamidad para Volkswagen, pero también es una calamidad para Puebla: compramos a precio de oro algo que, hoy por hoy, y por lo menos en la Bolsa de Valores, ha perdido 40 % de su valor desde el fatídico 18 de septiembre, el arranque del Dieselgate.

 

Por supuesto, con la planta de Chiapa casi terminada y los 9 mil millones de pesos invertidos, no es que Audi de pronto vaya a renunciar y se lleve sus fierros —y su dinero—. Se trata de algo peor: simplemente se quedó sin mercado. Ayer referíamos el crecimiento en ventas que tuvieron sus competidores directos —todos entre 10-16 %—, mientras que el consorcio VW sólo lo hizo .24 %. El problema es que la mierda alemana sigue fluyendo.

 

Que si ahora son otros 800 mil vehículos que trucaban su consumo de combustible. Que si ahora son tantos miles de coches los que deben ser revisados por problemas de frenos. Que si las demandas civiles en varios estados de Norteamérica. Que también los Porsche y los Audi forman parte del escándalo. Que el desplome del valor accionario en la Bolsa. Que si las sanciones. Que los concesionarios ya piden que les recompren las unidades que no se pueden vender.

 

En medio de este caos, la única buena noticia para el Grupo Volkswagen llega del mercado mexicano, pues sus ventas se mantuvieron en el promedio de crecimiento de 10 %. Esa buena noticia es relativa, porque los 144 mil vehículos que han vendido a lo largo de este año no es suficiente para sostener la producción de la planta de Cuautlancingo. Ni de lejos van a llegar a los 200 mil vehículos en el mercado interno. Además, de acuerdo con el reporte de la AMIA, General Motors y Nissan vendieron más vehículos que Volkswagen.

 

Como sea, el consumidor mexicano ha sido clemente con Volkswagen por la lejanía a los temas medioambientales, no así el norteamericano que ya empezó a castigar al consorcio alemán para dar preferencia a los tres gigantes norteamericanos que avanzan en plena recuperación, tras su desplome de 2008. Siete años les ha costado a General Motors, Ford y Fiat-Chrysler volverse a ganar la confianza de los consumidores norteamericanos.

 

Audi tenía planeado producir 150 mil camionetas Q5 al año, y aunque actualmente se encuentra elaborando sus modelos de preserie, las ventas del vehículo han sido suspendidas de forma indefinida. ¿Cuánto puede durar la suspensión? Lo mismo que dure el escándalo, así como la forma que encuentre Volkswagen de solucionarlo.

 

En teoría, ocuparán todo el año 2016 para reparaciones de los 11 millones de vehículos trucados. Y tendrán que pasar estrictos controles del EPA para levantar la suspensión a la venta de los TDI. ¿Cuánto puede tardar eso? Por lo menos todo 2016 y parte de 2017. Eso, si más escándalos no siguen sacudiendo al gigante alemán que ya siente pasos en la azotea. Los analistas internacionales se muestran sorprendidos por la espiral negativa de la empresa.

 

¿Cuáles serán ahora los planes de Audi de México y su impacto en Puebla? Imposible de descifrarlos con la soberbia que caracteriza a los directivos. Pero el instinto económico recomienda prudencia: retardar el inicio de operaciones para algún momento de 2017. No tiene sentido fabricar vehículos cuya venta se encuentra suspendida. No por lo menos hasta que se aclare el panorama económico, y claro, porque jamás van a vender 150 mil camionetas Q5 en Estados Unidos.

 

La catástrofe económica de Volkswagen —ahora oficialmente también de Audi— es una catástrofe política para Moreno Valle, que apostó fuerte durante el primer tramo del sexenio para conseguir el Premio Mayor, y luego se la pasó complaciendo cada uno de los deseos de los directivos alemanes. Podrá discutirse si los 9 mil millones dedicados a Audi pudieron gastarse mejor o malgastarse peor, pero lo cierto es que en 2012 la planta era el deseo de todos los gobernadores del país, la “manzana de la discordia”.

 

Pero a finales de 2015 todo lo que huele a Audi o Volkswagen luce francamente devaluado. De ser una empresa modelo mundial, ahora encarna una estafa global cuyas consecuencias cada día son más devastadoras. Puebla tiene a Audi, y lo que era orgullo hace tres años, ahora no lo es, y quizá da un poco de desprestigio. Si los directivos deciden frenar la producción de sus Q5 hasta 2017, menos habrá que presumir. Ahora Moreno Valle entiende que lo que la Providencia da, también la Providencia lo quita.

 

 

 

 

 

 

 

 

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