Jueves, 25 de Abril del 2024
Martes, 21 Febrero 2017 01:45

AMLO, los “antisistema” y los indignados

AMLO, los “antisistema” y los indignados Escrito Por :   Jose Zenteno

En todo México existe un estado de ánimo pesimista. La economía de las familias ha menguado y los mexicanos promedio advierten un futuro aun más oscuro.


El tema de moda entre políticos, analistas, consultores, comunicadores y estudiosos de la política son los “antisistema”. Así definen algunos a una nueva categoría de ciudadanos indignados que irrumpe en el escenario hasta reclamar un lugar protagónico en la realidad política y electoral de México. Muchos afirman que el electorado se ha simplificado y ahora sólo se divide en dos grupos: los anti y los pro sistema. Según ellos, ya no hay votantes duros, blandos, switchers, cambiantes, abstencionistas. Tampoco hay electores de derecha, de centro o de izquierda. Esas categorías pertenecen al pasado, lo de hoy, la receta de moda, es la clasificación maniquea entre los que están a favor del sistema imperante y los que se oponen a él.

 

El concepto antisistema intenta definir a una masa incoherente de personas que se manifiestan y se movilizan en contra de las instituciones políticas tradicionales y de sus representantes. Según entiendo, ser antisistema es una nueva normalidad política que comienza a establecerse en las redes sociales, principalmente Facebook, y paulatinamente se ha extendido al mundo concreto. En algunos círculos sociales ya no es políticamente correcto hablar bien de la política tradicional ni de las instituciones que la constituyen. ¿Quién defiende al presidente Enrique Peña Nieto? ¿Hace cuánto tiempo que usted dejó de recibir memes sobre un acierto o una fortaleza del gobierno? ¿Cuántas veces ha compartido un meme, un texto o un video que ridiculiza a los políticos, diputados o al propio presidente? Supongo que muy pocos defienden a Peña Nieto, casi no se producen ni se viralizan memes favorables al gobierno y usted ha compartido muchos materiales digitales que se burlan de políticos. Yo le pregunto, ¿esas conductas lo convierten a usted y a sus amigos del Face en antisistemas? La pregunta no es trivial.

 

En el mismo ánimo simplificador de la realidad, algunos señalan que la base electoral de Andrés Manuel López Obrador se alimenta de ciudadanos antisistema, mientras que los prosistema apoyan a los partidos políticos tradicionales. Una conclusión que suena lógica pero no está sustentada en datos y menos en un modelo estadístico que defina, clasifique y establezca la diferencia entre los pro y los anti sistema. Le pregunto amable lector, ¿usted conoce mexicanos enojados con los políticos, con el gobierno y en particular con Enrique Peña Nieto? Seguramente sí y a muchos, quizá usted sea uno de esos. Ahora, ¿todos los enojados que usted conoce quieren votar por López Obrador? La respuesta más probable es que no.

 

Exploremos un poco la realidad.

 

En todo México existe un estado de ánimo pesimista. La economía de las familias ha menguado y los mexicanos promedio advierten un futuro aun más oscuro. El “gasolinazo” vino a empeorar las cosas. La sociedad reaccionó y los indicadores se movieron rápidamente como si se tratase de un sistema de vasos comunicantes: crecieron el enojo y el pesimismo, la aprobación del presidente de la República cayó a su mínimo histórico cercana a los 10 puntos porcentuales, la intención de voto por el PRI se derrumbó y la intención de voto por Andrés Manuel López Obrador creció y ahora es líder en las preferencias rumbo a las elecciones presidenciales del 2018.

 

En mi opinión esos cambios se dan dentro de las instituciones del sistema político; los partidos, la presidencia de la República, las preferencias electorales. Ninguna de las reacciones por el enojo social son antisistémicas, los ajustes en los indicadores no significan el rompimiento de la sociedad con las reglas ni con las instituciones, simplemente muestran un legítimo anhelo de cambio dentro del orden establecido y mediante el voto.

 

Sin embargo, hay algo moviéndose al interior de la consciencia colectiva de este país. El ciudadano no sabe bien a bien lo que ocurre, ni siquiera advierte la trascendencia de eso que se mueve. Tampoco los políticos ni los periodistas y quizá solamente unos cuantos estudiosos de la política han reparado en el fenómeno que se incuba en México.

 

En MAS DATA hemos estudiado las opiniones y percepciones de la sociedad desde hace muchos años. Tenemos registros estadísticos y de decenas de sesiones de grupos focales recabados en varias partes del país y en diversas circunstancias políticas. Encontramos que nunca como ahora, la gente comienza a reflexionar sobre la responsabilidad de los ciudadanos ante los grandes problemas de México. Antes la respuesta era simple: “los políticos y el gobierno son los culpables”. En los últimos meses comenzamos a observar más reflexiva a la gente, ahora reconocen que la corrupción se genera en la misma sociedad y no sólo en los partidos, que la división de la sociedad permite que los políticos abusen, que han hecho una selección equivocada de los gobernantes, incluso confiesan que sus problemas comenzaron por la falta de dedicación y empeño para consolidar su propio proyecto de vida.

 

Al menos como hipótesis, creemos que en México está ocurriendo un proceso colectivo de toma de conciencia sobre el papel que tienen los individuos en la destrucción del orden social. Y nos pusimos a estudiar el asunto.

 

El sociólogo Marcos Roitman ha estudiado el pensamiento sistémico y el conformismo que ocasiona. Establece como punto de partida para describir a los ciudadanos funcionales al sistema la falta de valores y la ausencia de conciencia sobre el otro o sobre lo colectivo, así como la incapacidad de actuar en contra del interés individual de corto plazo a cambio de un beneficio comunitario de largo plazo. En este orden de ideas, los antisistema serían seres conscientes de su responsabilidad social y estarían decididos a actuar aun a pesar de su bienestar particular o privado. Son personas inconformes dotadas de consciencia social y con un sentido ético fundado en valores e ideales. En mi opinión, los antisistema constituyen el motor del cambio político y social de todos los tiempos.

 

Guiados por la luz del trabajo de Roitman y de otros autores, durante los últimos meses hemos trabajado en el desarrollo de un modelo para clasificar e identificar a los ciudadanos con pensamiento antisistémico. Hoy podemos saber como son, cuántos son y cómo se comportan en política. También sabemos que no es posible dividir en dos mundos a la sociedad, que existen tonalidades y variaciones significativas. Y también sabemos que el pensamiento colectivo es cambiante y que los antisistema están dando una dura batalla para despertar la consciencia de otros.

 

 

En próximas entregas iremos dando cuenta de los resultados de nuestro trabajo. Por lo pronto, bastaría con mencionar que no todos los enojados son antisistema, ni todos los que tienen pensamiento antisitémico respaldan a López Obrador.

 

 

 

comments powered by Disqus