En fechas recientes Miguel Ángel Yunes retó a Andrés Manuel López Obrador a un debate público en Veracruz, con el objetivo de desmentirlo y quizá intentar dejarlo en ridículo frente a una audiencia comprada por el mismo. El resultado fue un revés muy extraño por parte de Andrés Manuel y es que aquel discurso incendiario donde callaba a los chachalacas lo cambió por un grito Hippie de ‘Amor y Paz’. Parece ser que el líder mesiánico lucha contra sus demonios para desear amor a sus adversarios, sin embargo el discurso en el fondo sigue siendo el mismo.
López Obrador sigue detestando el debate, desde los albores del 2006 es combativo en su discurso pero pareciera que no le gusta la lógica, ni mucho menos la construcción de argumentos sólidos. No obstante debo reconocer que el mesías tropical aprendió bien del tropezón de Edomex y está ocasión el líder de Morena se mesuró y no abrió el canal de comunicación, no se prestó al circo de un Juan Zepeda convertido a una versión antaña y poco confiable de Yunes. Quizá el mesías tropical sea muy cuidadoso con su actuar pero su sed de venganza aparecerá en algún momento. Así nos lo enseñó Hobbes y así también lo dilucidó de manera magistral la historia. Esperemos el juicio final.