javier arellano Javier Arellano
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Eduardo Rivera: tan lejos de Maquio, tan cerca de Diego

Estamos ante una oposición de mera escenografía, un discurso de vodevil y arengas de utilería. Claramente es el montaje de una falsa contienda
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Eduardo Rivera: tan lejos de Maquio, tan cerca de Diego

Entre los propios panistas la versión se extiende como la ceniza de una fumarola; como una densa neblina que cubre poblaciones; es como una onda de frío que no se ve, pero claramente se siente.

Cada día y con más insistencia circula esa versión entre las huestes blanquiazules en varios municipios.

Los militantes de Acción Nacional ya se percataron que hay algo extraño en las decisiones que toman Eduardo Rivera Pérez y el Comité Directivo Estatal.

Tantos yerros, pifias, tropiezos y enredos no es algo normal.

Los propios panistas ya se dieron cuenta de que Rivera Pérez está jugando a una derrota pactada.

El candidato azul sabe que no tiene posibilidad alguna; que los años del morenovallismo menguaron a la verdadera base militante. Ahora se percata de la postración en que se encuentra un panismo tantas veces atropellado.

En el interior del estado el albiazul se encuentra en una lastimosa crisis y las decisiones que toma la burbuja de Lalo son tan desafortunadas que ya se piensa en una derrota pactada.

De ninguna forma está jugando para ganar.

Estamos ante una oposición de mera escenografía, un discurso de vodevil y arengas de utilería. Claramente es el montaje de una falsa contienda.

Eduardo sabe que no tiene posibilidad alguna. Es muy probable que a través de discretos canales haya pactado valiosos beneficios, como por ejemplo la aprobación de cuentas públicas y que le permitan continuar con los negocios que dejó encargados con su socio, el ‘baby suplente’ Adán Domínguez Sánchez.

Todo apunta que la noche de la jornada electoral veremos un dócil adversario que a temprana hora reconocerá su derrota, para no sufrir una persecución administrativa y pueda gozar de completa impunidad.

A estas alturas es evidente que Rivera Pérez está jugando a perder el estado.

Pero por supuesto buscará ganar, perdiendo.

El panismo de las últimas décadas tiene dos figuras emblemáticas. Manuel de Jesús Clouthier del Rincón “Maquio”; un militante de firmes convicciones partidistas, pero sobre todo un nacionalista, un auténtico demócrata, quien luego del fraude electoral de 1988 salió a marchar del brazo de Cuauhtémoc Cárdenas para denunciar los turbios manejos del ahora “patriota” Manuel Bartlett.

“Maquio” es recordado como un luchador congruente e íntegro; un auténtico defensor de la naciente democracia.

La otra figura referente es Diego Fernández de Cevallos quien en 1994 representó una oposición meramente teatral; un panismo domesticado y sometido ante los dictados de la residencia oficial de Los Pinos; una militancia al servicio de intereses financieros que se reflejan en propiedades urbanas y rurales; edificios, ranchos y terrenos en Punta Diamante.

La escuela del llamado “Jefe” Diego se extendió durante todo el sexenio de Carlos Salinas de Gortari quien le regaló al panismo amplios beneficios políticos y financieros a cambio de jugar el rol de un partido patiño.

Hace unos días apuntamos que el mercader de la política Eduardo Rivera Pérez está más cerca de Rafael Moreno Valle que de Ramón Plata Moreno, el ideólogo e intelectual de la organización Yunque.

Hoy ante la evidente simulación de una campaña opositora, ante las deliberadas pifias y yerros de su partido podemos aseverar que Lalo está muy lejos del panismo de Maquio, pero muy cerca del de Diego Fernández de Cevallos.

Es una oposición de pantomima que está jugando a obtener beneficios a través una derrota pactada.

Al tiempo.

DESDE EL MÁS ALLÁ MORENO VALLE SIGUE COBIJANDO A SUS CRIATURAS.

Mientras el panismo yunquista de Rivera Pérez se muestra como una caterva hundida en pequeños intereses y que avanza rumbo a una derrota electoral, del otro lado de la calle vemos un morenovallismo que goza de cabal salud.

Diferentes agentes y protagonistas del grupo que creó Rafael están tomando posiciones privilegiadas. Algunos lo pueden hacer abiertamente operando a la luz pública, otros tienen que manipular desde las sombras.

Como quiera que sea es evidente el resurgimiento, el reposicionamiento de los morenovallistas.

Sin embargo, no se deben esperar acciones espectaculares. Aquellos agentes -como Eukid Castañón-, eran quienes eran porque estaban sentados en los hombros de Rafael. Sin su patriarca ya no tendrán ni la fuerza, ni la influencia que tuvieron en otros momentos.

Por supuesto están acostumbrados a manipular y utilizar candidatos como siempre lo hicieron. Veremos si en esta ocasión se los permiten.

Quedo a sus órdenes.

X @CupulaPuebla

cupula99@yahoo.com

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javier arellano

Javier Arellano

Experimentado periodista de Tehuacán con una trayectoria de 30 años en prensa y radio; su columna Cúpula se publica desde el año 1998.