Aprieta acelerador de la Suburban


Crónica


Mayolo López / Agencia Reforma


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La emoción presidencial viaja a 140 kilómetros por hora. Con los nubarrones económicos a la vuelta de la esquina, el Presidente Felipe Calderón se pone al volante de una camioneta Suburban y decide apretar a fondo el acelerador.


Un circuito de 5.7 kilómetros en plena Tierra Caliente donde los vehículos de la firma General Motors son sometidos a rigurosas pruebas de manejo, altas temperaturas, polvo excesivo y velocidades extremas.


Los retos, ya se sabe, le sientan bien al Presidente. Hasta le "emocionan un poquito".


Por eso, tal vez, decide dar dos vueltas al peraltado circuito, acompañado por el director general de General Motors de México, Kevin Williams; del Gobernador de Michoacán, Lázaro Cárdenas; del Secretario de Economía, Eduardo Sojo; y del Jefe del Estado Mayor, General Jesús Castillo Cabrera.


Un circuito de altas especificaciones donde probablemente pasó la prueba esa polémica camioneta Hummer, la que en "comodato" entregara la firma automotriz al ex Presidente Vicente Fox.


Con todo y ese acelerón, el Ejecutivo ya tiene enfrente un escenario turbulento que le hace ver que el crecimiento de la economía perderá velocidad, aunque sin el riesgo de que ésta tropiece.


El Presidente Calderón es otro en su tierra. Deja a un lado la formalidad. Y tiene el cuidado de apapachar a Lázaro Cárdenas, su paisano, que ya va de salida.


"Para mí ha sido un honor trabajar al lado del Gobernador", presume Calderón durante la apertura de la autopista Morelia-Salamanca.


Si en Tierra Caliente sentó como copiloto al directivo de la General Motors, en Cuitzeo no tiene empacho en pasar al asiento de atrás a su compañero de fórmula, el Gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, para que, en calidad de copiloto, Cárdenas lo acompañe y otra vez al volante de una Suburban, Calderón circule por el nuevo tramo carretero.


El Presidente conduce. Acelera. Le sienta bien la emoción... con todo y los nubarrones que se avecinan.

 


 
 
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