Se lleva América buena ventaja a Brasil


Alejandra Benítez / Agencia Reforma

 

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De la mano de Salvador Cabañas y con una verdadera muralla custodiando el arco azulcrema, América hizo bailar al Santos de Brasil a ritmo de batucada, pues con un futbol efectivo y equilibrado, puso un pie en las Semifinales de la Copa Santander Libertadores tras haber derrotado 2-0 al cuadro sudamericano.


Tal como lo hizo hace una semana en el "Maracanazo", el paraguayo surgió como el amo de la escena, otra vez con un doblete. En el primero venció al arquero Costa por debajo de las piernas tras un tiro de esquina, y en el segundo exhibió su maestría al bajar el balón con el pecho un largo pase de Germán Villa y definir punteando con la derecha.


Gracias al delantero, el americanismo vivió otra página de gloria en el Estadio Azteca, donde cerca de 100 mil almas se deleitaron con unas Águilas que en nada se parecen al equipo que arrastró por los suelos el prestigio los últimos meses.


Este resultado demostró que el resurgimiento del equipo no es obra de la casualidad ni de un simple jalón de orejas para los jugadores, sino de algo más sencillo: un reordenamiento básico donde todos están obligados a cumplir al 100 por ciento con sus funciones, sin presionarse por hacer de más, en busca del llamado juego bonito.


Juan Antonio Luna, el timonel de este América, ha cumplido con creces su función, en la que lo pusieron para salir del paso sin imaginar que tenía en sus manos el antídoto para acabar con el embrujo que pesaba sobre el plantel.


En tres juegos que lleva al frente, su defensa ha logrado lo impensable, que nadie les anote un gol y con ello ha sido suficiente para poner al equipo a jugar como los grandes.


En el primer tiempo, América enfrentó al rival sin prisas ni presión, Santos comenzó a atacar, buscando pegar primero, pero la zaga de las Águilas le puso hielo a cada balón. Guillermo Ochoa fue exigido desde el primer minuto, pero se paró con temple y no dejó que ningún disparo pudiera quitarle la tranquilidad.


Antes de anotar el primer gol, los azulcrema llegaron al arco de Fabio Costa, pero poco pudieron hacer, pues se notó que el rival los había estudiado a fondo, y en cuanto Cabañas o Enrique Esqueda intentaban controlar el balón, de inmediato aparecían tres hombres a la marca, para arrebatarles como fuera el esférico.


Antes de que arrancara el encuentro, Emilio Azcárraga Jean, acompañado de Michel Bauer, presidente del América, le dirigió un mensaje de apoyo al equipo en la intimidad del vestidor.


Al cuadro brasileño de nada le valió haber llegado con una semana de antelación a territorio mexicano, pues en la cancha no pudieron pillar al América en ningún error.

 


 
 
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