Judicial caído estaba en una narconómina


Presumen dentro de la PGJ


Las dudas fundadas provocaron que el procurador Rodolfo Igor Archundia Sierra y de Hugo Isaac Arzola Muñoz, jefe de la Policía Judicial, no acudieran al entierro del comandante Laurencio Muñoz


Edmundo Velázquez

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Un velo de sospecha impide aclarar el motivo del ataque que le provocó la muerte al segundo comandante Laurencio Muñoz, una vez que las autoridades de la Procuraduría General de Justicia temen que el jefe de grupo se encontraba dentro de la narconómina del crimen organizado.


Las dudas fundadas provocaron la ausencia del procurador Rodolfo Igor Archundia Sierra y de Hugo Isaac Arzola Muñoz, jefe de la Policía Judicial, del entierro de Muñoz. En cambio, al entierro sí llegó Jairo Baena, comandante investigado por presuntos nexos con grupos delictivos, según indagatorias de la Dirección de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (DIEDO).


A esto se suman las líneas de investigación dada a conocer el viernes pasado por el procurador Archundia, identificadas como “conflictos laborales de operación o posibles rencillas personales”, con lo que el titular de la PGJ dio a conocer la duda razonable de que pudo haber sido asesinado por sus mismos compañeros de la corporación implicados en actos de corrupción.


Sin embargo, en rueda de prensa, el procurador Rodolfo Igor Archundia Sierra se negó a dar detalles sobre las sospechas que existen sobre los compañeros de Muñoz González.


A Laurencio Muñoz se le había colocado, junto con Joel Rosas Trejo, hace poco más de un mes en Tehuacán. El procurador Rodolfo Igor Archundia Sierra creó la Segunda Comandancia de la Policía Judicial en esa población a raíz de la aparición de células del crimen organizado, como admitió pocos días después del primer atentado ocurrido contra Joel Rosas Trejo, Laurencio Muñoz y otro agente.


Además se decidió rotar al personal de la Primera Comandancia. Mientras que para el nuevo grupo fueron asignados agentes desde la capital, días después ocurrió el atentado del 8 de septiembre y nuevamente el 2 de octubre; esta vez Laurencio Muñoz, fue víctima de un segundo atentado.


Al respecto, el procurador Archundia Sierra también se negó a detallar. En la rueda de prensa del viernes pasado, el procurador se dedicó a leer el comunicado en el cual se especificaron los avances asentados en la averiguación previa 3304/2008 del distrito judicial de Tehuacán.


Entre ellos, el procurador indicó que “de acuerdo con los resultados de la necropsia, y de las investigaciones hasta el momento realizadas, el jefe de grupo Laurencio Muñoz González falleció a consecuencia de las lesiones que sufrió al suscitarse la volcadura de la unidad” donde viajaba el día jueves 2 de octubre del año en curso, al filo de las 15:30 horas, sobre la avenida Adolfo López Mateos.


El parte oficial leído por Archundia indicó datos ya conocidos, como que “dos personas que viajaban a bordo de una motocicleta de color negro empezaron una persecución contra el conductor de la camioneta, abriendo fuego y disparando en varias ocasiones, hasta que el ocupante perdió el control de la unidad, impactándose contra un objeto fijo y volcándose”.

 

 


Aparece Jairo Baena en
el entierro de Muñoz


Jairo Baena, quien aparece como presunto implicado dentro de las actuaciones ministeriales iniciadas tras la detención de ocho sicarios en Tlapanalá, acudió a despedir a su amigo Laurencio Muñoz González.


Cabe recordar que a Baena se le identifica —junto con la directora de ministerios públicos de la zona de Cholula, María Eugenia Enriquez Reyes, y el agente del ministerio público federal en la Sierra Norte, Misael Toledo— como supuesto funcionario de la Policía Judicial cooptado por la célula de Zetas que dirige en el estado de Puebla el exjudicial Manuel Antele Velasco.

 

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