Cuando parecía que el caso Chalchihuapan había agotado los espacios para las desavenencias en la agenda del secretario general de Gobierno, Luis Maldonado Venegas, ha trascendido que su incursión en las filas perredistas ha provocado una sentida fractura aunada al cambio de bando por parte de uno de los perredistas institucionales de Puebla.
En efecto, ha corrido el rumor de que Luis Miguel Barbosa Huerta, quien inicialmente apostaba su resto a favor de la carta de Carlos Navarrete, ahora ha volcado su apoyo al celebérrimo Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en la lucha por dirigir a nivel nacional las reminiscencias de lo que en su momento fue un partido caracterizado por una fuerza opositora real, sensible y notoria llamada Partido de la Revolución Democrática.
Dicen los que saben que la idea de Luis Maldonado Venegas era cooptar a través de la corriente Nueva Izquierda a un mayoritario número de consejeros nacionales y acarrearlos a la asamblea donde habrá de elegirse al nuevo líder nacional perredista cargando así la balanza a favor de Carlos Navarrete.
Esa actitud por parte de Luis Maldonado incomodó al senador Luis Miguel Barbosa, quien de alguna forma intuyó que su coto de poder en ese feudo llamado PRD poblano estaba en riesgo ante el arribo del titular de la política gubernamental del gabinete morenovallista.
Y es que la incorporación de Luis Maldonado no significa únicamente la suma de un elemento distinguido, más bien el PRD a través de “los Chuchos” han abierto la puerta a un personaje que en su comienzo poseía sobradas posibilidades de apropiarse del partido en decadencia.
Cierto es que esas posibilidades reales han sido menguadas en las últimas dos semanas debido a que la nueva adquisición del PRD ha sido uno de los blancos directos del bombardeo mediático adverso, minándolo y lastimándolo de muerte.
Hasta allá lo sigue el fantasma del niño José Luis Tehuatlie Tamayo, es decir, las vicisitudes de su error no terminan en las oficinas de casa Aguayo sino que se extienden hasta la plataforma perredista donde se pretende lanzar el proyecto presidencial.
Por otra parte, es innegable que su jefe esté contento con la desatención que tuvo en el caso Chalchihuapan, en consecuencia otra posibilidad real es que Luis Maldonado pudiera ser cesado del cargo que ocupa actualmente en el gobierno estatal y una salida digna podría ser su incorporación al PRD.
Lo que antes era un camino de rosas para Luis Maldonado hacia el Sol Azteca, hoy es una escabrosa senda de espinas que tendrá que atravesar para llegar como un personaje vilipendiado y débil que antes de llegar ya empieza a dividir y fracturar a un partido decadente llamado PRD.
