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López Dóriga, los Chuchos y la estatura de la izquierda




Escrito por  Javier Arellano Ramírez
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Se trata de un escenario inédito.

Algo nunca antes visto.

 

Es el espectáculo de la demolición de un partido político.

 

Aquel Carlos Navarrete que siempre se condujo ecuánime, equilibrado, hoy está convertido en una maquina destructora, un trascabo que derriba paredes, habitaciones, techos de su propia casa política.

 

Navarrete el mismo que en su primer minuto como presidente nacional del PRD salió en defensa de Ángel Helado Aguirre Rivero y anunció la movilización en pleno de todo su comité rumbo a Chilpancingo. El mismo que una y otra vez manifestó total apoyo al entonces gobernador al que distintas voces señalan como “amigo íntimo” de María de los Ángeles Pineda Villa, la esposa de Abarca

 

Navarrete quien el sábado 18 de octubre de 2014 desechó la moción de los Senadores Miguel Barbosa y Alejandro Encinas quienes pedían la salida de Aguirre.

 

Navarrete el rostro detrás del cual se escudan los “Chuchos”, Jesús Ortega y Jesús Zambrano, a quienes todo el andamiaje del PRD les está renunciando, desde Cuauhtémoc Cárdenas hasta pequeños liderazgos regionales, pasando por legisladores federales, en lo que ya es una auténtica estampida.

 

El escenario ya era lamentable, deplorable para un partido que aspiraba a representar a la izquierda mexicana, pero que hoy sólo es el emblema de la voracidad y la sevicia de Ortega, Zambrano, Acosta Naranjo y Navarrete.

 

Una nota estrictamente periodística en el noticiero estelar de Televisa desató una pugna que nada bueno dejará. La noche del martes 6 de enero López Dóriga reunió las notas de los alcaldes de extracción perredista ligados al Crimen Organizado y enfatizó en la responsabilidad de Ortega y Zambrano.

 

Los aludidos bien pudieron responder mediante un desplegado, una carta aclaratoria, un comunicado formal, eso era lo políticamente esperado; pero nada de eso ocurrió, en su lugar exhibieron su naturaleza, inocultablemente porril.

 

Fieles a su estilo agreste desataron una pelea pandilleril con expresiones como: “Ladra Televisa”, “El Papa Joaquin Primero (JLD, el anticristo de Televisa)”.

 

Sacaron lo más selecto de su léxico beligerante para denostar, fustigar al comunicador. El problema de fondo es la reacción visceral, intolerante, que hoy se vierte contra el titular del noticiero nocturno de Televisa, pero que cualquier otro día puede ser un columnista, el director de un medio regional, un periodista de provincia.

 

Esta claro que el raciocinio no manda en las acciones de “Los Chuchos”.

 

¿Qué van a lograr con esta campaña contra López Dóriga? ¿qué le empresa lo destituya? es muy poco probable; ¿qué baje su raiting? tal parece que la polémica logró todo lo contrario; ¿desprestigiar, hundir al comunicador? un periodista con esa extensa y polémica trayectoria sabe que estos incidentes son naturales.

 

Hasta el momento lo único que los “Chuchos” han logrado es generar la solidaridad de una buena parte del gremio periodístico nacional en torno a López Dóriga. Y la certeza en todos los agentes mediáticos de que la cofradía perredista se conduce en base a desplantes estridentes, arrebatos viscerales y una furia incontenible.

 

Estamos en el umbral de un nuevo siglo, el fracaso de las premisas neoliberales se percibe en todo el orbe.

 

Hace unos días leíamos las declaraciones de Evo Morales, un verdadero estadista de izquierda abundando sobre la embestida norteamericana en contra de América Latina.

 

En días recientes el socialista Francois Hollande demostró ante todo el planeta el aplomo, la sensibilidad y la capacidad de su gobierno para enfrentar la mayor crisis en medio siglo.

 

Y en México tenemos una izquierda que con gritos histéricos vocifera “Ladra Televisa” “el anticristo”.

 

Esa es la estatura de nuestros políticos “progresistas”. Por eso estamos como estamos.

 

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.

 

 

 

 

 

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