Friday, 19 de April de 2024


Aristegui: relación narco-prensa




Escrito por  Carlos Ramírez
foto autor
El encuentro de relaciones públicas del capo Ismael El Mayo Zambada con Julio Scherer García y el video de Servando Gómez la Tuta difundido por MVS y Carmen Aristegui sirvieron para establecer el papel de los medios de comunicación como bocinas del crimen organizado.

El análisis de contenido del video de la Tuta con los periodistas michoacanos aporta elementos para corroborar que los periodistas Eliseo Caballero y José Luis Díaz Pérez funcionaron como asesores de medios del jefe de los Templarios pero que paradójicamente más servicio le hicieron a la Tuta MVS y Carmen Aristegui al difundirlo.

 

 

La verdadera intención del narcovideo en realidad no fue la de delatar a dos periodistas menores de Televisa, sino que laTuta quiso dejar sentada una especie de alianza funcional entre un cártel poderoso del crimen organizado con una empresa y un programa de televisión críticos del gobierno. El mismo mensaje fue el de Scherer con el Mayo Zambada.

 

 

La Tuta evidenció la facilidad de penetrar un sistema de comunicación electrónico severamente controlado por las leyes y las autoridades y mostró también cómo “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”. El daño en la credibilidad no fue para Televisa sino para MVS y el programa de Carmen Aristegui por haberse convertido en voceros de una banda criminal.

 

 

También la Tuta le hizo un extraordinario servicio a los sectores políticos y de gobierno que han padecido el enfoque unilateralmente crítico de MVS y del programa de Carmen Aristegui: el narco aportó elementos para desprestigiar a la conductora por la forma naíf en que difundió un video enviado para alimentar sus pasiones negativas contra Televisa. El efecto logrado fue contraproducente: el debate sobre el video no se dio en torno a Televisa sino en la forma en que MVS y Aristegui acataron el deseo de un narco de difundir un mensaje. Así, La Tuta dejó clara su habilidad para manejar contenidos de medios de comunicación.

 

 

Al final, los periodistas de Televisa y MVS y Carmen Aristegui aparecieron como piezas del juego político-mediático de la Tuta, como antes el mismo capo del crimen organizado se coló otorgando entrevistas a medios radiofónicos locales, a medios escritos nacionales y hasta a cuando menos dos programas de televisión estadunidense.

 

La respuesta de Carmen Aristegui fue, de nueva cuenta, la evasión, el escurrir el bulto. El martes pasado, un día después de sacar en su programa de radio y televisión el video, la conductora dictó una “cátedra magistral” en la Universidad Autónoma Metropolitana Cuajimalpa, dentro de la cátedra especial “Miguel Angel Granados Chapa”, y ahí eludió el debate central: “dejemos el debate abierto de si, para no hacerle el juego al crimen organizado y convertirnos en un canal de comunicación del crimen organizado, ¿entonces no informamos”?

 

 

Lo que necesitaba respuestas se eludió con preguntas. En las respuestas se localizaba precisamente el debate de políticas de comunicación social de medios periodísticos ante el crimen organizado.

 

 

El señuelo de los corresponsales de Televisa sirvió para que la Tuta mandara algunos mensajes: “dime una ley que diga que un periodista no puede entrevistar a un narcotraficante”, “la política que se respeta puede mandar mensajes al aire”, por tanto la Tuta se pone a disposición de entrevistas. Y MVS y Carmen Aristegui paradójicamente difundieron un video en el que uno de los corresponsales de Televisa aconsejaba al narco “mandar correos, mandar fotos”.

 

 

Y el último daño colateral fue para la estrategia de seguridad del Estado: un narco mueve medios mexicanos a su antojo y horada la seguridad nacional y la autoridad permanece en la luna, dejándole espacios de comunicación social al crimen organizado.

 

 

 

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