La muñeca llegó desde el atlántico norte a Ayamonte, 102 años después del hundimiento- para ser parte de una gran colección de muñecas- convirtiéndose en una de las grandes estrellas del museo de la señora Teresa Martín.
La dueña de la colección explica que se trata de una muñeca de mucha calidad, 'ya que de no haber sido así no habría podido aguantar el paso del tiempo hundida en el mar'.
Este juguete fue una regalo de los padres de Eva Hart, quién embarcó en el Titanic con 7 años y sobrevivió, junto a su madre, al naufragio.
Al ser hallada por el pescador Federico Nogueiras, la muñeca se convirtió en un objeto de culto, pues fue encontrada cerca de la zona del hundimiento más famoso de la historia.
'Él siempre supo que era un tesoro lo que tenía en casa, y cuando murió en 1992 su familia la conservó como una reliquia, hasta que su hijo contactó conmigo cuando comencé a moverme por internet como coleccionista de muñecas, le hice una oferta y llegamos a un acuerdo', explica la coleccionista.
Para Martín, contar con la muñeca no fue un proceso fácil, 'porque hice muchos estudios sobre ella, para constatar que iba en el barco, busqué toda la documentación de niñas que iban con muñecas, y todo lo que estudié me llevó a Eva Hart, incluso un análisis del molde que se usó para hacer esa muñeca, que coincide perfectamente con la que tenemos nosotros'.
Gracias a su historia, la muñeca resulta realmente sorprendente y escalofriante, pues pareciera que refleja el sufrimiento, nostalgia y demencia que se vivieron en el hundimiento del Titanic.
