Volkswagen de México logró sobrellevar con éxito la crisis desatada a nivel mundial a raíz del escándalo del Dieselgate en el que se vieron involucrados sus autos con motores diésel en Estados Unidos, ya que durante todo 2016 consiguió no sólo mantener su fuerza laboral con nueve mil trabajadores, sino también ejercer sus inversiones para la producción de la Tiguan y el Golf 7 en su planta de Cuautlancingo, Puebla.
Su producción, niveles de ventas y exportación hacia los Estados Unidos se vieron mermadas como consecuencia del escándalo, por lo cual la empresa planteó ciertas medidas de austeridad a costa de los colaboradores, mismas que los obreros rechazaron en su mayoría.
CAMBIO presenta cuáles fueron los hechos más destacados que marcaron a Volkswagen en el primer año del Dieselgate y las estrategias que surgieron para hacer frente a la controversia ambiental en la que la empresa se vio envuelta en septiembre de 2015.
A un año que la Agencia de Protección al Ambiente de Estados Unidos acusara a la automotriz de modificar los motores para disfrazar sus emisiones de gases, los niveles de producción y exportación por Volkswagen de México se desplomaron en un 13 y 20 por ciento, respectivamente.
El informe de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) hasta septiembre pasado indicó que la fabricación de vehículos modelo Beetle, Jetta y Golf descendió, dado que de 472 mil 224 unidades ensambladas a septiembre de 2015 (mes del Dieselgate) en un año se dejaron de ensamblar 60 mil 104.
En exportación, la institución dio cuenta que se dejaron de enviar a Estados Unidos 79 mil 151 unidades, puesto que el escándalo difundido por la Agencia de Protección al Ambiente estadounidense provocó cierta aversión en los consumidores hacia los vehículos fabricados por la marca.
Aunque en México pudo incrementar sus ventas, en Estados Unidos Volkswagen no corrió con la misma suerte, ya que a 12 meses después de la controversia, el vicepresidente de Relaciones Corporativas y Estrategia de la filial, Thomas Karig reconoció que la comercialización de sus vehículos en el país vecino se fue a la baja.
Si bien hasta el momento se desconocen los números rojos de la firma alemana, el ejecutivo subrayó que el consorcio escarmentó y actualmente la firma está totalmente comprometida con el medio ambiente y cero emisiones contaminantes.
Para sobrellevar la situación, los ejecutivos de Volkswagen de México recurrieron a un paro técnico en septiembre para generar un ahorro en la nómina, ya que los obreros que todavía tenían días de vacaciones se les tomaron a cuenta, y quienes se les agotaron percibirán la mitad de sus ingresos diarios.
Sin embargo, el paro en las líneas de producción del Beetle y Jetta provocó que se detuviera la fabricación de mil 500 autos que poco contribuyeron para que la armadora recuperara sus niveles previos al Dieselgate.
Durante la negociación salarial y contractual correspondiente a este año, los directivos de Volkswagen de México plantearon la posibilidad de instalar el banco de horas bajo la estrategia denominada “Punto de Equilibrio”, misma que consistía en episodios laborales que los obreros tendrían que cubrir de acuerdo con las necesidades de producción de la empresa, laborando fines de semana con ingresos equivalentes al 70 por ciento de lo convenido en el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT).
Los cerca de nueve mil trabajadores que participaron en la consulta abierta que se aplicó para medir la recepción de medida la rechazaron, por lo cual la empresa no tuvo más que descartarla.
Tras largas jornadas de discusión entre directivos y sindicalizados de Volkswagen de México, los obreros consiguieron este año un magro incremento salarial del 4 por ciento y 0.5 por ciento en prestaciones, que se ubicó como el segundo peor aumento de los últimos 10 años.
A pesar de esto, a los trabajadores de la planta de Cuautlancingo no les fue “tan mal”, ya que la intención de la empresa era congelar los salarios por tres años, es decir, que el aumento salarial se volviera a discutir hasta 2020, situación que se desechó en la pasada negociación.
Aunque el Dieselgate mermó las ventas y exportaciones de Volkswagen de México hacia Estados Unidos, la marca vivió un escenario distinto en el mercado interno, ya que se vendieron 21 mil 573 vehículos más en septiembre pasado en comparación con el mismo mes de 2015.
Tan sólo en septiembre pasado Volkswagen vendió en México 17 mil 183 unidades, cifra récord para la marca desde el Dieselgate con lo que permaneció como la tercera marca favorita entre los mexicanos, después de General Motors y Nissan.