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Jueves, 27 Julio 2017 03:03

¿Por qué se salen del PRI?

¿Por qué se salen del PRI? Escrito Por :   Gabriel Sánchez Andraca

Mientras el Partido Revolucionario Institucional tuvo el poder absoluto en este país, ningún priista pensó en abandonar sus filas. Los partidos de oposición como el PAN y el PPS, representaban corrientes ideológicas (las ideologías todavía no habían muerto) diferentes a la sustentada por el priismo. Los partidos opositores, que básicamente eran dos: representaban uno a la derecha clerical tradicional, heredera del partido conservador del siglo XIX y a la corriente izquierdista surgida en Europa en el siglo XIX, pero llegada a nuestro país en los inicios del siglo XX.


El Partido Comunista Mexicano era un partido clandestino no reconocido por la autoridad porque era contrario al capitalismo imperante en el mundo occidental-cristiano, al que supuestamente México pertenecía.

 

El Partido Acción Nacional, claramente derechista, surgió en México en 1939, como respuesta a las tendencias socialistas del gobierno de Lázaro Cárdenas, y en ese mismo tiempo se fundó el Partido Popular después Partido Popular Socialista, de tendencia izquierdista, pero una izquierda dirigida y alimentada desde el poder, es decir, no peligrosa.

 

Manuel Gómez Morín y Vicente Lombardo Toledano fundadores del PAN y del PP, respectivamente, fueron compañeros en la Facultad de Derecho de la UNAM, considerados como de los profesionales más brillantes de su tiempo.

 

Ambos crearon dos instituciones políticas con miras a democratizar al país en serio. El Partido Popular creó una universidad para trabajadores que funcionó en el centro histórico de la ciudad de México y editaba un diario de distribución gratuita llamado El Popular además de otras publicaciones para divulgar el pensamiento de su organización política.

 

El dirigente de Acción Nacional, Gómez Morín, dijo que los partidos debían ser escuelas de política. Se creó una casa editorial denominada Jus, para dar a conocer el pensamiento de esa derecha mexicana a través de libros muy bien editados y documentados sobre derecho e historia. Además, el PAN tuvo una revista semanal llamada La Nación, para informar y adoctrinar a sus militantes. Fue, ya no lo es, una buena revista de partido.

 

Editó una colección histórica, muy interesante, que se denominó: ‘Figuras y Episodios de la Historia de México’, en la que se plasmó el pensamiento de esa corriente ideológica sobre la historia patria. Fue una colección sencilla para divulgar el pensamiento del sector conservador de este país y hacerla llegar a todo público.

 

El Partido Revolucionario Institucional, respondió con dos publicaciones: un periódico denominado La República y una revista con el mismo nombre, que publicaba artículos de muy buen nivel, sobre el pensamiento revolucionario y liberal prevaleciente en México desde el siglo XIX.

 

Bueno, pues todo esto con el tiempo se vino abajo: ni el PAN fue escuela de política, como quiso su fundador, ni la izquierda ‘democrática’ llegó a las grandes masas de obreros y campesinos.

 

El PRI siguió en el poder controlando los gobiernos municipales, estatales y el federal. Tenía mano dura para quienes llegaban a rebelarse y suave para los amigos y compañeros.

 

Toleró por mucho tiempo caciquismos como los de Maximino Ávila Camacho en Puebla; de Gonzalo N Santos, en San Luis Potosí; de Tomás Garrido Canaval, en Tabasco... y así por el estilo. Esos caciques ayudaban a controlar y a pacificar al país, pero generalmente abusaban del poder, lo mismo que los caciquillos regionales que servían a los caciques estatales.

 

Cuando el Partido de la Revolución Mexicana se convirtió en Partido Revolucionario Institucional, las cosas empezaron a cambiar: los caciques por razón natural fueron desapareciendo y a los que todavía existían, como Santos en San Luis Potosí, los tuvieron que meter al orden en los tiempos de Ruiz Cortines y Adolfo López Mateos.

 

Pero pese a que la ‘dictadura perfecta’ seguía existiendo, ya se había   suavizado.

 

Todo parecía ir bien, hasta que llegó la ola de jóvenes tecnócratas egresados de universidades gringas encabezados por Carlos Salinas, que decidieron ‘modernizar a México’. Acabaron con la política social de los viejos revolucionarios y se adueñaron de todo.

 

A los puestos importantes de la administración pública, sólo tenían acceso los doctores egresados de Harvard y de otras universidades extranjeras y solamente algunos profesionales locales, siempre y cuando fueran egresados de universidades privadas, como el ITAM, la Ibero y otras.

 

Esto provocó la ira de los priistas quienes en una asamblea nacional de su partido, como la que se está preparando para dentro de unos días, se rebelaron. Exigieron que el próximo candidato a la Presidencia fuera un político con militancia priista y que tuviera oficio, es decir, que ya hubiera ocupado algún puesto de elección popular. La rebelión parecía incontrolable y el gobierno de Ernesto Zedillo, aceptó que se establecieran candados para que el candidato fuera un priista probado.

 

No contaban con su astucia; la tecnocracia decidió entregar el poder al partido conservador, PAN y por primera vez, después de 71 años de dominio absoluto, el PRI cedió el poder a su ancestral enemigo. Para escarmiento de los indisciplinados.

 

Vicente Fox, fue quien ‘sacó al PRI de Los Pinos’, como ofreció durante su campaña, pero hizo un pésimo gobierno por su falta de oficio político, por creer que tendría el apoyo del pueblo hiciera lo que quisiera y por ceder gran parte de su poder, a la señora Marta.

 

El gobierno de ‘empresarios y para empresarios’ que pregonó, fue un fracaso en lo político pero más en lo económico. Fuimos en un momento, el país latinoamericano con menor crecimiento, con más desempleo.

 

Al inicio de su gobierno tenía más del 70 por ciento de respaldo de la población y a la mitad del periodo para el que fue electo, perdió 50 escaños en la Cámara de Diputados.

 

 

Le seguiremos contando por qué el PRI ya no es lo que fue y como los propios priistas han contribuido a su debacle.

 

 

 

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