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Miércoles, 15 Noviembre 2017 02:39

Trabajos de parto de Peña: ¿da a luz el 27 de noviembre o el 11 de diciembre?

Trabajos de parto de Peña: ¿da a luz el 27 de noviembre o el 11 de diciembre? Escrito Por :   Arturo Rueda

Mi opinión personal es que los trabajos de parto culminarán el 11 de diciembre, un día antes de que Peña Nieto viaje a la Cumbre de París. No estará para recibir reclamos y le dará espacio a su bebé para que comience forjar su personalidad. Así que la tensión seguirá casi un mes más. A ver si el barco resiste


Peña Nieto anda en trabajos de parto y los Nostradamus de la política dicen que el alumbramiento será el 27 de noviembre, fecha cabalística para el mexiquense por varias razones, pero fundamentalmente porque ese mismo día de hace seis años se convirtió en candidato tricolor. Por supuesto, se mantiene el suspenso sobre el nombre del niño: las señales que dictaban a  Meade se debilitaron, se reavivaron las del niño Nuño y aunque encabeza las encuestas, nadie deja de apostar por el bebé Osorio Chong.

 

Desde 1993 no tenemos un parto natural cuando los sectores del partidazo destaparon a Luis Donaldo Colosio. Tras su muerte, Salinas tuvo otro parto, de emergencia y desastroso que dio a luz a Zedillo, un personaje no identificado con el PRI y que terminó cavando la tumba del partidazo sin remordimientos al entregarle el poder al PAN.

 

Precisamente ese es el miedo: que Peña Nieto dé a luz a un nuevo Zedillo. O algo peor: un descastado. Si el niño se llama Meade, se trataría de la primera ocasión en que el candidato presidencial del PRI no es un militante del PRI. Y si les pasó lo que les pasó con Zedillo, afiliado formal del tricolor, pero que no compartía la cultura ni las prácticas, ¿qué podría ocurrirle entonces al partidazo?

 

El riesgo del PRI con el destape de Meade es la extinción: un presidente sin compromiso ideológico o lealtad a las estructuras puede decretar la extinción de un partido que de por sí tiene un declive pronunciado en su votación que en seis años cayó de 37 a 22 por ciento de las simpatías. Y eso, por supuesto, causa pánico entre quienes valoran al instrumento que es el partido.

 

Salinas encarna la oposición al alumbramiento de un nuevo Zedillo: el modelo económico neoliberal puede preservarse al mismo tiempo que el partido político si el elegido es Nuño. Piensa como tecnócrata, pero opera con lealtad partidaria hacia el tricolor. No es casual que los operadores mediáticos del ex presidente construyeran la imagen del titular de la SEP, y los operadores políticos como Gamboa han entrado en una rebeldía disimulada.

 

Quien mejor ha captado este dilema es el columnista Carlos Ramírez en su Indicador Político de hace unos días cuando escribió: “Un presidente de la república que no milite real y formalmente en el PRI y que no acepte las reglas no escritas del sistema priista sería el fin histórico del PRI. Zedillo se había afiliado al PRI desde joven, pero nunca respetó al partido, en la víspera de las elecciones prometió una “sana distancia” del PRI y no vaciló en dejar ganar al PAN la presidencia en el 2000.

 

“Y como en la candidatura priista del 2018 se perfila la candidatura priista del 2024, entonces hay que atender a la regla de oro del sistema político priista: el candidato debe ser del PRI, así como Peña Nieto ha sido priista. Un no-priista o colaboracionista-panista sería el fin del PRI. “Lo priista casi no se cuenta, pero cuenta mucho”.

 

El parto de Meade se complica conforme avanzan los días, pero los trabajos de alumbramiento no pueden durar más. En una semana debe procesarse al sucesor de Carstens en el Banxico, y si sale alguien diferente al secretario de Hacienda, quedará claro con quién se la va a jugar Peña Nieto.

 

Pero la candidatura del secretario de Hacienda va a partir al PRI. No de forma estridente sino de la forma en la que rompen los priistas: silenciosamente. Peña Nieto tuvo muchos días para destaparlo, pero ahora la agitación crece y crece no sólo entre los propios factores de poder al interior del propio partido, sino de poderes fácticos que ven en Meade la perpetuación del modelo económico neoliberal.

 

Sin embargo, los oráculos insisten que el destape será el 27 de noviembre por fecha cabalística. El 27 de noviembre de 2011 Peña Nieto quedó registrado precandidato único. Un año antes, el mismo día, se casó con Angélica Rivera. En otros 27 de noviembre, esos sí ya rebuscados, el mexiquense ha protagonizado hechos importantes.

 

Mi opinión personal es que los trabajos de parto culminarán el 11 de diciembre, un día antes de que Peña Nieto viaje a la Cumbre de París. No estará para recibir reclamos y le dará espacio a su bebé para que comience forjar su personalidad. Así que la tensión seguirá casi un mes más. A ver si el barco resiste.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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