La encuesta en vivienda del diario Reforma por las fechas de levantamiento no recoge el empujón mediático de su destape, aunque sí lo hace la de México Elige para SDP Noticias, pero ambas coinciden en que el candidato Meade es un globo inflado por los factores económicos de poder que, en la realidad, se ubica a más de 10 puntos de López Obrador. En ese sentido el tabasqueño parece arrancar en 2018 con más ventaja que en 2006.
Por supuesto que la ventaja de dos dígitos no dice nada a esta altura. Según México Elige-SDP López Obrador le lleva 9.6 puntos, y de acuerdo con Reforma, esa delantera se amplía a 14 puntos. En ambas encuestas se da por hecho que Ricardo Anaya encabezaría al Frente Ciudadano. En la primera luce desfondado con apenas 10 por ciento de las simpatías, en la segunda se coloca en el segundo lugar con una ventaja mínima sobre Meade.
Lo relevante de ambas encuestas, ya con candidato tricolor, es la estructura de la elección. De acuerdo con la tesis impuesta por Jorge G. Castañeda, las elecciones presidenciales están determinadas por las encuestas que funcionan a manera de ‘primarias’ o primera vuelta, es decir, el descarte de una de las opciones para que al último mes de la campaña lleguen dos finalistas que se disputan el voto útil.
En 1988 llegaron a la final Salinas y Cuauhtémoc Cárdenas, quedando descartado por las encuestas el panista Clouthier. En 1994 fueron a la final Zedillo y Diego Fernández de Cevallos, mientras que Cárdenas se fue al tercer lugar por descarte. En el 2000 la final la jugaron Labastida y Fox, pues otra vez las encuestas descartaron a Cárdenas. En 2006 la final de fotografía fue entre López Obrador y Felipe Calderón, beneficiario del desplome de Roberto Madrazo. En 2012, Josefina nunca levantó y en el último tramo sólo pelearon López Obrador y Peña Nieto.
En otras palabras, la dinámica electoral de México le da a las encuestas el papel de primera vuelta y define a los finalistas del último mes de campaña que juegan la segunda vuelta. ¿Quién va a ser el contendiente de López Obrador que juegue ese papel? Así se organizan las preferencias electorales, pero también el juego de los factores reales de poder a los que no les gusta dar apoyos al tercer lugar.
Como en el 2006, con esa delantera en las encuestas, López Obrador luce como el finalista que espera contendiente entre Meade y el candidato del Frente, quienes primero tendrán que batirse entre ellos para mandar a uno al tercer lugar y luego beneficiarse del voto útil.
De acuerdo con los actuales números, Meade y el PRI-PVEM tienen todo para desfondarse, por lo que se apuran a inflar al secretario de Hacienda a que crezca lo más posible antes de las vacaciones navideñas, y operan para desmembrar al Frente con el objetivo de que Anaya sólo corra con MC y Mancera sólo por el PRD.
Con PAN por un lado y PRD por otro, ambos desfondados y Margarita Zavala dividiendo aún más el voto panista, Peña Nieto tiene la esperanza de que al último mes llegue Meade como el rival potencial de López Obrador y ganar por una nariz la Presidencia al estilo del Estado de México.
En la teoría funciona el modelo, veremos en la realidad.