A finales de los años ochenta, en la ciudad fronteriza de Matamoros, Tamaulipas; surgió una de las bandas criminales más crueles, violentas y sádicas, se denominaban como los “Narcosatánicos”, quienes sembraron miedo a los tamaulipecos.
La banda fue liderada por Adolfo de Jesús Constanzo, quien era conocido como “El Padrino”, quién nació en Estados Unidos, y fue influenciado por su madre a aprender la religión de “Palo mayombe”, misma que lo orilló a realizar atroces crímenes.
Constanzo, llegó a México para incursionar en una supuesta carrera de modelaje, pero en realidad vino para ser un narcotraficante donde trabajó para el Cártel del Golfo; donde conoció a varios sicarios especialistas en secuestro que se convirtieron en seguidores de “El Padrino”.
Según testimonios de miembros de la banda, “El Padrino” asesinaba y mutilaba a sus víctimas para hacer rituales con las partes desmembradas del cuerpo, por lo que cocinaban a sus víctimas y bebían del caldo, que supuestamente les daba invisibilidad.
Los Narcosatánicos, liderados por “El Padrino”, se trasladaron a la Ciudad de México para seguir con la ola de terror y violencia, pero fue en mayo de 1989, que fueron abatidos en un departamento de la alcaldía Cuauhtémoc.
En ese sentido, toda esta información sale a flote, tras la sesión de fotos que una chica llamada Yaretzi realizó para su celebración de XV años, donde decidió retratarse en una de las casas que "El Padrino",usaba para asesinar y torturar a sus víctimas, lo que causó asombro entre usuarios de redes sociales.
Con información de El Informador MX
Redacción Diario Cambio
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