Ángel G.F, uno de los cinco huachigaseros que resultaron quemados tras la explosión de una toma clandestina de gas LP en San Lorenzo Almecatla, se convirtió en la primera víctima mortal de este hecho, pues ayer por la mañana murió en el Hospital de Traumatología y Ortopedia del gobierno del estado, por las quemaduras que sufrió su cuerpo.
Fuentes confirmaron a Diario CAMBIO que ayer por la mañana, Ángel de 24 años de edad murió en dicho sanatorio ubicado en la lateral de la autopista México-Puebla; el hombre estaba muy grave pues se informó que tenía entre el 40 y el 45 por ciento de su cuerpo quemado, la piel expuesta e incluso por las lesiones que padeció ni podía hablar.
Es la primera víctima mortal de la explosión de la toma clandestina de gas LP, la cual ocurrió la mañana del pasado lunes en una bodega cercana a la puerta 6 de la armadora alemana Volkswagen.
Cabe destacar que, aún permanecen internados Mauri R de 23 años de edad, Carlos Fernando de 27 años, un hombre cuya identidad aún no ha sido revelada que es el que cuenta con 36 años y es el más grave de todos debido a que cuenta con el 70 por ciento de su cuerpo quemado y José Martín de 18 años de edad, el único de los cuatro que puede hablar.
Los cuatro presuntos huachigaseros presentan el síndrome del Gran Quemado y siguen en el Hospital; se espera que pronto lleguen a recuperarse para que puedan rendir su declaración, aunque al ya estar ubicados por ser quienes estaban extrayendo el combustible de manera ilegal, podrían ser detenidos y enviados a prisión.
José Martín quien de todos los que resultaron quemados aquél día es el único que puede hablar, cuando las autoridades lo buscaron para que pudiera narrar lo ocurrido, con tal de salvar su ‘pellejo’ y el de sus amigos, aseguró que resultaron quemados porque el auto en el que viajaban para ir a comer al Outlet Puebla tuvo una falla mecánica y se incendió.
Aunque trató de evadir las responsabilidades, lo que estos sujetos no saben es que cámaras de videovigilancia los captaron cuando salieron corriendo de la bodega donde estaba la toma clandestina, todos ellos estaban envueltos en llamas y gritando de dolor por las quemaduras, pese a las heridas unos huyeron a pie y otros a bordo de un taxi.
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Fernanda Escobedo
@mf_escobedo