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Martes, 15 Junio 2021 01:14

El Halconazo y la insistencia sobre el terrorismo

El Halconazo y la insistencia sobre el terrorismo Escrito Por :   Silvino Vergara

«Quien siembra terror cosecha revolución». Pinta en Ciudad Universitaria Ciudad de México. Junio de 1971

 «Cuando la autonomía universitaria es afectada, el régimen constitucional del país sufre en forma innegable».

 Pablo González Casanova Rector de la UNAM Mayo de 1971


 

Este pasado 10 de junio de 2021, se cumplieron 50 años del suceso lamentable, en Ciudad de México, denominado ‘Halconazo’; el cual fue un acto violento de un grupo (denominado ‘Los halcones’) auspiciado, entrenado y formado por las instituciones del Estado. Fue un grupo conformado, por ese entonces, por jóvenes de entre 18 y 25 años para confrontar e infiltrarse en los movimientos, las marchas y las manifestaciones, particularmente de los estudiantes, que se propagaron después de los sucesos del 2 de octubre de 1968; ya que en esa fecha no terminó todo, sino que, por el contrario, luego hubo más acciones de rechazo y protesta social, como también, por parte de los organismos del Estado, intentos de impedir esos movimientos sociales, particularmente de los obreros y los estudiantes.

 

Ahora bien, como todos esos sucesos lamentables terminaron siendo judicializados, fueron perdiéndose, con el paso del tiempo, entre expedientes, recursos, instancias judiciales, etc. Por lo cual, no se sabe con exactitud cuántos fueron los fallecidos, desaparecidos, heridos y daños causados a la sociedad en esa ocasión. Sin embargo, a 50 años de tal suceso, la administración pública federal pretende, ahora sí, dar seguimiento a esos vetustos expedientes judiciales, como una especie de purificación y ‘parte-aguas’ suyo con ese pasado.

 

Sin embargo, esta pretendida interrupción de la continuidad con las políticas públicas de hace 50 años no es verdadera; pues, si bien en esos tiempos la propuesta o, mejor dicho, la imposición internacional para resolver tales problemas era la de crear grupos paraestatales (como fueron ‘Los halcones’, en México, el grupo Colina, en Perú, causante de las muertes de ciudadanos y estudiantes peruanos en los emblemáticos y lamentables casos de la Cantuta y Barrios Altos), vemos que, desde hace aproximadamente 15 años, las políticas públicas impuestas a nuestros países de América Latina es la de “combatir el terrorismo” y, por ende, se han creado instituciones oficiales para ello. Es más, la iniciativa de la ley denominada “Ley antilavado”, aquí en México, tenía como propuesta de nombre el de “Ley Federal Para combatir el terrorismo […]”, porque, precisamente, el terrorismo es lo que azota a Europa y a Estados Unidos de América, como con los sucesos de hace 20 años en las Torres Gemelas, ataque que surgió como respuesta a la represión excesiva y violenta hacia ciertos pueblos, culturas, religiones, con la explotación de sus territorios y muerte generalizada. La reacción de esos pueblos no es otra que la conformación de grupos terroristas que causan sucesos como en el centro de Paris, en el metro de Londres, en la estación del tren de Madrid, en las destruidas Torres Gemelas, entre otros casos. Todos ellos son muestra de ‘causas pérdidas’, porque estos grupos no ven ningún futuro y, por ende, al practicar estos actos de violencia extrema, los miembros de esos grupos se inmolan. Así, pues, los países de Europa y Estados Unidos de América implementan políticas públicas para contrarrestar esas acciones.

 

Pero el caso de los estudiantes y obreros que sufrieron el denominado ‘Halconazo’ hace 50 años en México es diferente. Los sucesos del 2 de octubre de 1968, paulatinamente, fueron, en parte, por la conformación de la guerrilla en México (como ocurrió con sucesos similares en muchos países de América Latina). Como reacción de la sociedad ante la ausencia de canales democráticos y el nulo acceso a la administración de justicia, se conformaron esos grupos guerrilleros, que no tienen las mismas finalidades que el terrorismo; porque las acciones de este último son causas perdidas; en cambio, en el caso de los movimientos guerrilleros, lo que ellos pretenden es un cambio en el régimen, el reconocimiento de sus derechos. Por ello, pretenden sobrevivir a sus acciones para ‘otro mundo posible’, como lo denominada, en 1994, el EZLN. De esa forma, si el Estado y sus instituciones pretenden combatir o contener esos grupos guerrilleros, esos movimientos sociales, no debe ser con las políticas públicas de exterminio establecidas para combatir el terrorismo; no puede ser la violencia el modo de contener esas exigencias sociales, a veces violentas, como sucede con la guerrilla. Sin embargo, esto es lo que ha sucedido en los últimos 50 años en México, por imposición internacional. Todo esto da razón de tanta sabiduría en la pinta de Ciudad Universitaria de Ciudad de México: “quien siembra terror cosecha revolución”. (Web: parmenasradio.org).

 

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