Jueves, 28 de Marzo del 2024
Martes, 29 Junio 2021 01:21

El combate a la corrupción desilusiona

El combate a la corrupción desilusiona Escrito Por :   Silvino Vergara

«¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?» La pregunta definida por la SCJN


 

Verdaderamente, parece que el combate a la corrupción ha quedado en el discurso, a pesar de que el éxito de la campaña presidencial del actual gobierno en 2018 fue el combate frontal contra ella para ponerle fin o, por lo menos, para contener la que surge arriba, en los altos mandos del gobierno; aquella que privilegia licitaciones, permisos, obras públicas, concesiones, autorizaciones, adquisiciones; aquella que saca fortunas de las arcas federales para empresas fantasma, depósitos en el extranjero, compañías que nunca realizan las obras, los servicios o el suministro de mercancías. Por este tipo de corrupción, se modificó la Constitución el 27 de mayo de 2015, cuyo sistema de persecución y sanción a los servidores públicos fue reformado. Sin embargo, a seis años de esa reforma, no se han dado los resultados que se prometían, sobre todo por parte de esta administración pública, que tantas ilusiones había generado en millones de ciudadanos.

 

De la corrupción callejera ni qué hablar; es decir, de la del inspector, ejecutor, notificador, verificador, de la de la oficialía de partes y su jefe, de la de la policía, la patrulla, etc., que diariamente acuden a muchas poblaciones y ciudades de todo el territorio nacional para cobrar la «cuota» al propietario de un negocio mediano o pequeño, gracias a la cual éstos evitarían la multa, la notificación, el requerimiento, el embargo, la clausura, etc. Con esta corrupción no ha sucedido nada o, mejor dicho, se ha multiplicado a un grado ya grotesco contra la población, que se encuentra arrinconada, debido a que las leyes que regulan esas disposiciones son ampliamente discrecionales y, entonces, permiten que las autoridades ¡hagan lo que quieran!

 

Así, respecto de la corrupción poco se ha avanzado, salvo en el discurso, según el cual ella se terminó. Pero hay dos muestras contundentes sobre el fracaso en el combate a la corrupción. La primera consiste en la reciente salida de la secretaria encargada de conocer sobre la responsabilidad de los servidores públicos. Esta salida es muestra de que no se ha hecho nada al respecto ni se ha combatido la corrupción de las altas esferas políticas ni, menos aún, la callejera, que tanto hieren a una población que sólo se ve impotente ante esa realidad.

 

La segunda muestra, que también es un ejemplo de cómo «hacer difícil lo fácil», es la promesa incumplida de juzgar a los expresidentes de la república. Ante la impotencia de formular las denuncias y las querellas necesarias, tal persecución —más simbólica que jurídica— se ha convertido en una simple consulta ciudadana a realizarse en 2021 para determinar si es procedente juzgarlos o no. Pero, como se indica en el epígrafe de esta columna, la pregunta modificada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación es sumamente compleja, difusa, complicada, enmarañada, oscura, confusa, ambigua; simplemente es un antecedente de que a nadie le interesará acudir a la consulta. Sin embargo, si se cumple con todos los requerimientos para no juzgarlos, se dará la mejor posición para las autoridades competentes, pues, con ello, se quitarán de encima la laja de juzgar a los expresidentes. Por otro lado, si casualmente resulta que tal juicio es autorizado por la ciudadanía, se convertirá en eso que se dice comúnmente de: «sacarse la rifa del tigre», pues ahora las autoridades tendrán que ponerse a averiguar cómo hacerle para formular el inicio de esos procedimientos; algo que, de ser así, resultará tan largo, tortuoso y complicado que se terminará esta administración publica y no sucederá absolutamente nada en esas investigaciones. La muestra es clara con los procedimientos de responsabilidad abiertos al expresidente Luís Echeverría Álvarez: años y no se ha resuelto nada.

 

En resumen, con la destitución de la secretaria de la función pública federal, esta semana, se ha consolidado en la población la desilusión por el combate a la corrupción. Ya será en alguna otra ocasión cuando se persiga y sancione tanto la corrupción política como la callejera; por lo pronto, no hay tiempo para nimiedades. (Web: parmenasradio.org).

 

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