Lunes, 13 de Octubre del 2025
Martes, 15 Junio 2021 01:07

A ti te hablo, primo hermano

A ti te hablo, primo hermano Escrito Por :   Francisco Baeza Vega

Durante casi medio siglo, desde la última visita de Juan Andreu Almazán a José Vega para zamparse un mole de caderas, hasta el triunfo de Luis H. Álvarez y sus congéneres en las elecciones en Chihuahua (¿o fue hasta que Ricardo Villa Escalera intentó derribar a patadas las puertas de Charlie Hall?), el PRI dominó absolutamente la vida política de México. Durante este tiempo, el partidazo se estableció claramente como uno de centro-izquierda, manteniendo con más o menos énfasis su orientación populista. Entrados en los 80, sin embargo, la inercia hemisférica lo llevó a abandonar abruptamente los compromisos sociales adquiridos en la Revolución y a adoptar como única bandera la del neoliberalismo.


 

Llevado de la mano de una generación de economistas educada en las mejores [sic] universidades de Estados Unidos, el tricolor se corrompió. Al Charlie Sheen de los partidos políticos le sentó fatal la crisis de los 60. A esa edad, cuando el cuerpo empieza a dar señales de agotamiento, hay quienes se compran un Porsche y quienes ‘se van de putas’. Este hizo lo segundo y la resaca fue terrible: cargándose a la derecha, el PRI se alió con el PAN en un monstruoso ‘amasiato’ formalizado últimamente en un igualmente abominable matrimonio. De sus concertaciones emanaron gobiernos contrarios a la mística priista, los de Fox y ‘FeCal’, y el de Lord Peña, al término del cual el tricolor, ay, tocó fondo.

 

Las ‘palizas’ de 2018 y de 2021 dejaron al PRI K. O; la vapuleada fue tal que perdió su lugar en la vida política-electoral de México: polarizado dramáticamente el país entre los adoradores y los odiadores de Andrés Manuel López Obrador; el gran partido del centro está en una situación crítica, no porque los extremos vayan a devorarlo (Downson) sino porque van a desgarrarlo (Duverger). No corre el riesgo de desaparecer pero sí, de ser intrascendente que es peor. (El dinosaurio seguirá ahí pero nadie lo tomará en serio, ¿no, Augusto?). La gravedad de la situación se lee en su historia reciente:

 

En sólo tres años, el PRI fue expulsado de Los Pinos de peor forma que en el 2000, no ganando su candidato ni en su propia casilla, y se dejó en las urnas todos excepto cuatro de los estados que gobernaba y todos excepto uno de los Congresos estatales en los cuales tenía mayoría, con lo cual perdió totalmente su fuerza territorial. Dejémosle a un ‘tundeteclas’ más sádico el conteo de los municipios que aún gobierna en solitario. Reducido a su mínima expresión histórica, en fin, el tricolor va que ‘chuta’ para ser un partido marginal, a menos, claro, que...

 

Al tiempo que hace un ademán exagerado, sugiere mi abogado de cabecera que si no se puede ‘ser la ola’, al menos hay que treparse a ella (y trepado en una, mi rijoso amigo se metió estos días hasta la cocina de un edificio en la Cuauhtémoc, pero ese es otro cuento). Eso es lo que le queda al PRI: utilizar sus muy codiciados diputados federales para ‘treparse a la ola’ de López Obrador. Surfeando en ella, al menos tendrá asegurado un lugar en la (cuarta) transformación de México. (¿Tiene, acaso, otra forma de evitar la insignificancia?).

 

Desde este lado (el correcto) invitamos a nuestros primos hermanos a subirse a nuestra ola; no sin emoción, les pedimos decidir cuál Judas quieren ser, Iscariote o Tadeo: los primeros serán aquellos que ratifiquen la traición a la historia que compartimos; los segundos, los que la refrenden. (De dónde saca ‘Nacho’ Mier que Judas Tadeo era “prudente y sensible”, quién sabe: Judas El Zelote, llamado Thaddaiois, [el] Valiente, era el más aguerrido de los apóstoles. ¡Bienvenidos, pues, los priistas valientes!).

 

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