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Martes, 29 Junio 2021 01:07

Golpe suave made in USA(ID)

Golpe suave made in USA(ID) Escrito Por :   Francisco Baeza Vega

Mi primera lección sobre geopolítica la recibí de mi abuelo: ‘mijo’, me dijo, “al presidente de México lo pone Estados Unidos”. No exageraba el abuelo al afirmar que los estadounidenses injieren descaradamente en nuestros asuntos más íntimos --especialmente, en la elección presidencial--: la interdependencia entre ambos países es tal que los límites entre política interna y la externa se diluyen al grado de que cualquier cosa que ocurra a un lado de la frontera interesa en el otro. Esta relación especial, sin embargo, no es simétrica sino asimétrica, así que normalmente se imponen los intereses de la superpotencia a los del país que tiene por ‘patio trasero’.


 

La injerencia estadounidense en los asuntos mexicanos no es consistente: si para la administración de Trump los asuntos de interés ‘gringo’ se limitaban a la migración (I would build a great wall; nobody builds walls better than me, belive me!), para la de Espurio Joe también incluyen el comercio y el medio ambiente y las energías renovables, y otros más complejos como la promoción de la democracia, el combate a la corrupción o el fortalecimiento del Estado de derecho. Cualquier ‘Nostradamus’ medianamente colocado advertirá que al cruzar las agendas los vecinos entrarán en conflicto. (Algunos tememos uno más o menos significativo; otros lo desean, lo buscan.).

 

Con estas consideraciones sobre la mesa, es imposible no ‘pararnos de pestañas’ por la revelación presidencial, lanzada hace unas semanas desde la máxima tribuna nacional desde donde cada día el presidente Andrés Manuel López Obrador vomita su bilis bermellona, de que el gobierno ‘gringo’ financia a mexicanos contra (a favor de) la corrupción y la impunidad (MCCI), la asociación civil (mafiosa, criminal) que disfrazada de organización ‘buenaondita’ intenta articular a la renqueante oposición mexicana. Escondidas detrás de su sonrisa ‘socarrona’, las palabras del presidente fueron durísimas; expresiones como “intervención”, “violación a la soberanía” o “promoción del golpismo” no pueden tomarse a la ligera.

 

El primer cruce diplomático entre los gobiernos mexicano y estadounidense, forzado con fines electoreros por el primero y esquivando hábilmente por el segundo, da cuenta de los nada discretos intentos ‘gringos’ de influir a través de las agencias del Departamento de (golpes de) Estado en la reconstrucción de la oposición, del mismo modo que lo hicieron en Venezuela después del colapso del puntofijismo a fin de evitar que el ganso mexicano se aleje demasiado de su guacal:

 

La USAID, ingenioso acrónimo para United States Agency for International development, Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo internacional, la principal agencia dependiente de este, fue creada en 1961, para “promover los valores democráticos y coadyuvar a la libertad, la paz y la prosperidad mundial”, es decir, para consolidar la Pax americana. La asistencia económica a otros países es uno de los métodos de influencia favoritos de Estados Unidos. Soltar la chequera ha resultado ser una forma relativamente barata, efectiva y eficiente de imponer gobiernos a modo allá donde no sea prudente lanzar bombas.

 

La agencia es una de tantas que patrocinan a las organizaciones no gubernamentales que hacen de vanguardia en las supuestamente genuinas campañas de la sociedad civil contra los regímenes que no son del agrado de Washington. En las últimas dos décadas, aquellas han jugado un papel crucial en la desestabilización de los gobiernos progresistas en Latinoamérica, motivo por el cual en muchos países de la región han sido declaradas persona non grata. ¿Lo haremos también nosotros? ¡Quién sabe! (¡Ojalá!)

 

Nuestro vecino, en fin, es un tipo amabilísimo que nos ofrece un plato de galletas al tiempo que nos pide, please, que podemos nuestro césped --el psicópata no deja de sonreír mientras nos toquetea con sus sucias manos--. Escalofriante.

 

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