Habiendo salido Latinoamérica del estado de sitio --Duró la tormenta hasta entrados los años 80…--, las agencias ‘gringas’ decidieron ‘lavarse’ su feo rostro: además de exportar Mitriones, comenzaron a soltar cheques para financiar causas aparentemente más amigables. En ese tenor, America-is-back, Joe anunció hace un par de semanas que solicitará un aumento del presupuesto de éstas, ofreciéndolo a las organizaciones no gubernamentales dedicadas a combatir a la corrupción. (En mi opinión, en realidad, podría tener en mente destinarlo a aquellas que defiendan su agenda verde, una con la que la mayoría podríamos estar de acuerdo, aunque bien podría utilizarse con fines perversos, ¿verdad, Greta, Xiye?).
Retomando la propuesta de nuestro nuevo bf Joe de unir esfuerzos el gobierno estadounidense vía la USAID y la sociedad civil para luchar contra “ese mal que corroe los cimientos de las instituciones democráticas”, la semana pasada, el colectivo Opción Ciudadana, por intercesión del cinéfilo Alberto, presentó un escrito ante la embajada de Estados Unidos en México mediante el cual hace saber que acepta su oferta. La mera aceptación de ésta, a decir del abogado, Código Napoleónico bajo el brazo, constituye contrato. Así pues, la agrupación debería poder comenzar los trámites para por lo menos ser considerada candidata a acceder a dichos fondos con la misma facilidad con que uno aplica para un crédito para comprar una casa.
Para mayor ironía, el colectivo ha solicitado para tal propósito la asesoría legal de José Pertierra, quien recibió en su despacho en Nueva York la invitación a representar pro bono a la desconocida agrupación mexicana. (Pertierra, recordemos, representó a Venezuela en el proceso de extradición del infame agente de la CIA, Luis Posada Carriles. Alias Basilio fue el injerencismo encarnado: entre las actividades terroristas en las cuales se involucró personalmente se cuentan el derribo del vuelo CU-455 de Cubana de Aviación, en Kingston; la ola de atentados contra destinos turísticos en La Habana o el fallido, contra Fidel, en Panamá; así como el intento de hundir un buque soviético en el puerto de Veracruz).
Que la agrupación haya tocado a esa puerta pone en la picota la poquísima credibilidad del gobierno ‘gringo’, de la USAID: el segurísimo portazo en la cara de parte de algún burócrata de la embajada confirmará que no cualquier organización con fines políticos, por muy comprometida que esté con el combate a la corrupción, con la transparencia y la rendición de cuentas, y shalalá, puede obtener financiamiento sino sólo aquellas claramente subordinadas a los intereses de Washington. (Tal vez tendrían más éxito promoviéndose como defensores de los ositos polares, opino).
Ajenos a tales reflexiones, los beneficiarios habituales de dicha cooperación antes que horrorizarse por el atrevimiento de los otros, celebran su iniciativa. No entienden que no entienden: la audacia ridiculiza, parodia su causa. (Si por error aquellos se salieran con la suya y pudieran bajar algunos dólares, ¡peor tantito!).
