En Puebla, pocas cosas podrán discutirse, las y los ciudadanos han decidido y desde una perspectiva clara, objetiva y responsable; como representante del partido que vio esfumarse el sueño de conservar la metrópoli, lo tengo que decir: perdimos la capital sin dudas y sin objeciones.
Atrás deben quedar esos mitos que pretenden justificar las derrotas, boletas sin doblar, compra de votos, acarreo, cómputos realizados sin la presencia de representantes; cuando hubo quienes permanecimos en todo momento al pendiente de nuestras obligaciones, violencia, actas con la misma topografía, y un solo final... una derrota contundente.
Duele, claro que duele, y máxime porque en Puebla capital perdimos la oportunidad de refrendar lo obtenido en el 2018, y no se trata de buscar culpables, se trata de entender que algo hemos hecho mal, que quizá no respondimos a las expectativas ciudadanas, que el trabajo realizado no fue suficiente y que esto nos obliga a realizar una reflexión profunda como partido.
En la derrota se debe aprender a ser grande y es por eso que hoy escribo estas líneas ante un proceso que por ilógico que pareciera tuvo una representación ante el Consejo General, que aún sigue esperando su primer reporte de la jornada en Puebla capital. Sus razones tendrán para conducirse de esta manera, válidas o inválidas, pero que pese a eso me queda la enorme satisfacción de haber cumplido con mi partido, porque Puebla no es la capital, Puebla son los 217 ayuntamientos y las 26 diputaciones que estuvieron en juego, en los cuales obtuvimos triunfos claros que nos permitirán gobernar en 50 municipios y nos harán llegar a la siguiente legislatura con una mayoría que arrope al Gobierno del Estado, con un trabajo sólido... y que me permite estar en el cierre de este proceso con la dignidad intacta.
Sí es mi voz, pero no es mi voz, está de regreso y estaremos hablando de los distintos escenarios. Puebla no merece politiquería. En Morena viene un proceso de renovación de dirigencia en la que tal y como lo ha señalado el gobernador del estado Luis Miguel Barbosa no debe ser tomado como salida política de nadie, es momento del análisis, de revisar lo que ha sucedido en el partido a partir del 2018 porque mientras unos echan las campanas al vuelo manifestando un fracaso en este proceso, los datos duros dicen otra cosa, y es por ello que mi profundo cariño hacia el partido no me hará perder la objetividad.
La derrota duele, pero es el momento de reconstruirnos en los territorios donde la ciudadanía nos dijo ya no más...