Viernes, 26 de Abril del 2024
Jueves, 29 Julio 2021 01:13

AMLO: A Bolívar, por Pellicer

AMLO: A Bolívar, por Pellicer Escrito Por :   Francisco Baeza Vega

“Después de Carlos Pellicer, todos los tabasqueños somos de segunda”. Andrés Manuel López Obrador nunca ha escatimado elogios sobre su mentor… aunque en el intento pase a traerse a sus paisanos. Pellicer es, quizá, la figura más determinante en la vida de López Obrador; de él adoptó el amor por el servicio público y su predilección por los indígenas y los pobres, y seguramente, algunas otras cualidades.


 

Probablemente, López Obrador también haya adoptado de Pellicer la simpatía por Simón Bolívar. Al “más grande pensador de América”, “padre, amigo y maestro [de los latinoamericanos]”, el poeta dedicó algunos de sus poemas más homéricos como “Oda”, “Balada trágica del corazón” o “Romance de Pativilca”, cuyos versos rescató el presidente para adornar la celebración del doscientos treinta y tantos aniversario de su natalicio este fin de semana: “Luego de que el señor Mosquera las penas le enumerara, preguntó a don Simón: ‘Y ahora, ¿qué va usted a hacer?’ ‘¡Triunfar!’, le respondió con loca fe”.

 

La celebración inédita tuvo como propósito imprimir un sello latinoamericanista a los festejos del Bicentenario (la consumación) de la Independencia de México. El penúltimo guiño de López Obrador a Latinoamérica y al Caribe no se limitó a la reseña biográfica super básica redactada por la historiadora presidencial de cabecera o a las flores de rigor arrojadas al homenajeado, lo verdaderamente sobresaliente de uno de los discursos más emblemáticos del sexenio fue el conocimiento de la problemática geopolítica latinoamericana, la comprensión de la realidad regional, la visión internacionalista de quien dicen, no conoce más allá de los pantanos de Tabasco:

 

Desde la máxima tribuna nacional, el presidente habló de la lucha anticolonialista, de la utopía de la unidad regional y de los obstáculos para conseguirla, a saber, la división de los liberales, la reacción conservadora y la dominación hegemónica continental de Estados Unidos; sin perder la sonrisa, recriminó a los estadounidenses haber “desintegrado a los pueblos latinoamericanos, destruido lo que construyó Bolívar” (temas, dicho sea de paso, discutidos ampliamente en este espacio; i. e., México y Argentina: el eje del bien, La Carta de Jamaica o El correo del Orinoco).

 

A partir de la crítica durísima a Estados Unidos, López Obrador deslizó una propuesta que, si bien no es novedosa, sí es muy pertinente: desaparecer la Organización de Estados Americanos (OEA), organización de marcado signo gringófilo diseñada como cuña para “avanzar en la preservación y defensa de la democracia [sic] en América” (Doctrina Truman). La propuesta no podría ser más oportuna: hace mucho que el so called principal foro político regional perdió su razón de ser; en el momento en que al calor de las revoluciones liberales de principios del s. XXI el consenso habitual entre sus miembros hizo caput, la organización se convirtió en un ineficiente foro de debate.

 

Nuestro país, pues, se suma valientemente a la lista de los que han denunciado la subordinación de la OEA a los intereses gringos, al tiempo que exploran con curiosidad vital espacios subregionales para la coordinación política y la resolución de conflictos, y desempolvan el muy noble espíritu de la Carta de Jamaica, es decir, la necesidad imperiosa de la integración latinoamericana a fin de erradicar cualquier forma de (neo) colonialismo en la región y alcanzar, por fin, nuestra independencia verdadera.

 

Si no es la política, que sea la poesía del maestro Pellicer la que nos hermane, opino:

 

Si alguna fuerza envidiosa
desordenara el trazo
con que impusiste aquí
los senderos al Sol,
cincela con tu espada
y funde con tu abrazo,
¡oh, escultor de América!,
el hondo corazón
de las veinte repúblicas
atentas a tu brazo
para mostrarle al mundo
tu milagro de amor.

 

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