El criminal más buscado de Puebla, ‘El Toñín’, tiene el clásico perfil de un delincuente que empezó desde abajo y en poco tiempo se convirtió en un sujeto poderoso y temido, pero al mismo tiempo sintió la necesidad de presumir su éxito y resultó que se convirtió en un personaje extrovertido.

Quiere demostrar su poder, riqueza y control que tiene de su región, y es precisamente ese defecto lo que lo podría llevar a ‘caer en manos’ de la justicia, pues ahora se encuentra a ‘salto de mata’, refugiado en el Triángulo Rojo, la tierra que domina y que creé que lo cuida.

Inició su carrera criminal como los capos de la droga: siendo un agricultor que vio una oportunidad en la tierra y después empezó a ganar terrero, en su caso se volvió experto en la ordeña de combustible y peleó el territorio contra una célula de ‘Los Zetas’.

Cuando se acabó el negocio del huachicol, al dejar de pasar gasolina por los ductos de Pemex, ‘El Toñín’ ya se había acostumbrado a que le llegara el efectivo en cajas de huevo. Fue así que tuvo que diversificar el negocio e incursionó en otros menesteres criminales como robo de transporte y distribución de droga en el territorio que ya controlaba.

Su ambición lo llevó a enrolarse en la política, patrocinó todo un partido político que necesitaba votos e hicieron un match perfecto, pretendía controlar o tener presencia en municipios como El Seco, Amozoc, Tecamachalco, Palmar de Bravo, y Quecholac, sólo pudo con el último.

Pero quería más, ser reconocido, no permanecer en la penumbra.

Fue así que se volvió un personaje de las redes sociales: un criminal influencer. Quería fama y tenía el poder, compró cámaras, drones, celulares, hizo convenios con medios de comunicación para que lo difundieran y además utilizó las redes sociales.

Tenía todo, faltaba salir él, entonces no le importó presumir sus autos, sus animales millonarios y su ropa cara de las mejores marcas, mostraba todo excepto su cara. Pero sus excentricidades lo tienen en una ‘ratonera’, no aprendió la máxima de los capos históricos que es ser discreto.

Una regla que ha aplicado el líder del Cartel de Sinaloa, Ismael Mario Zambada García ‘El Mayo’, quien es el criminal más buscado de México y uno de Estados Unidos, y se supone que se esconde en el Triángulo Dorado: Sinaloa, Chihuahua y Durango, pero nunca ha podido ser detenido.

En cambio, el otro socio del cartel de Sinaloa, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera, cayó en la cárcel de Estados Unidos por la serie de excentricidades, como sus gustos caros, y su necesidad de ser visto y hasta de codearse con actores de la talla de Sean Penn.

La historia está marcada y relatada en literatura del narcotráfico en México, ‘El Toñín’ no tardará en caer, porque el mismo así lo está pidiendo.

Del estilo de ‘El Chapo’ Guzmán: gente de pueblo, agricultor, que defendió su tierra de otras bandas delincuenciales como ‘Los Zetas’