El pequeño cuerpo sin vida del bebe Tadeo pudo entrar a la cárcel de San Miguel en uno de los vehículos que transportan plástico para reciclar y que sale transformado en bolsas de basura, el cadáver de apenas unos cuatro kilos, quizá no salió de la zona de los contenedores, es decir que nunca llegó al patio, a los dormitorios, o a la estancia de ingresos.

Está claro que el cuerpecito del bebe de tres meses estaba en un contenedor de desechos en la zona de los basureros, en una esquina del predio en donde se ubica la cárcel más grande de Puebla y por donde tienen el acceso los camiones de reciclaje, así como los que entran para llevarse las bolsas de plástico que ahí se transforman.

Esta teoría domina entre los propios internos, pues entre ellos nadie sabe quién de los casi 5 mil presos mandó pedir un bebe, o el cadáver de un recién nacido. Pues en esta cárcel se puede conseguir de todo y también todo se sabe o se escucha.

Nadie se enteró de algún nuevo cargamento de droga, en caso que el cuerpo haya sido utilizado para retacarlo de estupefacientes, o de alguna solicitud especial para los poderosos del dormitorio F que hubiera querido despedirse de algún recién nacido, ni menos para algún trabajo de brujería o santería de los que cada vez hay más en esta prisión.

Lo primero que se dijo entre los internos fue que el cuerpo del bebe se utilizó para meter droga, y habría estado involucrada alguna mujer custodia que por protocolo son las que tienen que revisar hasta los pañales de los pequeños. Sin embargo, está versión se desechó al no ubicar nueva mercancía.

También corrió el rumor que fue para un acto de ofrecimiento de santería, que alguno de los reos adinerados mandó pedir el cuerpo de un recién nacido para un rito satánico. Sin embargo, no cuadró ya que los grupos de adoración a la muerte y al diablo están de alguna manera identificados, ya que ahora están permitidos y no tienen motivo para ocultarse, como lo hacían anteriormente.

Es así que los testimonios de reos entrevistados vía celular por terceras personas, y que se comunican gracias a la corrupción, coinciden en que nada se sabe del motivo para el cuál entró el pequeño cuerpo de Tadeo.

Y entre ellos reina la duda de ¿qué custodio, familiar o reo, se aventaría el riesgo de meter un bebe y tenerlo en la cárcel?

Entre las paredes y barrotes de la cárcel de San Miguel el caso del bebe corrió como un vertiginoso chisme que hasta la fecha sigue, pues internos e internas desconocen para qué ingresó.