A los hermanos Jenkins no les interesa la UDLAP, les interesa el dinero, los 720 millones de dólares, y ahora con el abultado litigio legal encima, les importa negociar las órdenes de aprehensión que tienen por el presunto lavado de dinero, robo y administración fraudulenta., derivadas del presunto desfalco al patrimonio de la Fundación Mary Street Jenkins que preside Margarita Jenkins.
El convenio legal al que busca llegar la familia y que resulta más sencillo que esperar a que termine el pleito jurídico, es retirar las órdenes de aprehensión, precisamente para tener de manera legal la millonaria cantidad que está en juego.
Para Margarita, María Elodia, Roberto y Juan Carlos Jenkins de Landa, Elodia Sofía de Landa Irizar de Jenkins y Juan Guillermo Eustace Jenkins la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) está quebrada, desprestigiada, va para abajo y para el olvido.
No quieren saber nada de la universidad, buscan negociar, llegar a un acuerdo solo eso.
Sin embargo, en su estrategia jurídica no se esperaban que les abrieran las puertas del campus de la UDLAP la semana pasada, no les conviene.
Es por esto que desde arriba utilizan a la comunidad estudiantil para que continúe con su maniobra de ejercer presión y no entren a las instalaciones de la institución de San Andrés Cholula.
Porque realmente lo que les importa no es la institución, sino lo que les interesa es negociar sus órdenes de aprehensión y la posibilidad de quedarse con la lana, una buena parte que ya se gastaron.
Falta la jugada de Guillermo Jenkins de Landa, de quien hablaremos después.
