Coronango, Tepeaca, San Pedro Cholula, Tlacotepec de Benito Juárez, Nealtican, Nopalucan, San Salvador Huixcolotla y San Martín Texmelucan, por mencionar unos cuantos, son sólo algunos de los municipios poblanos que deberían quedarse sin agentes de tránsito o vialidad a la voz de ya. Lo anterior tras la exigencia del titular del Ejecutivo, Luis Miguel Barbosa, de revisar el actuar y encarcelar a este tipo de policías que un día y al otro también son señalados de extorsionar a los automovilistas.
Esto debido a que con absoluta impunidad, y en la mayoría de los casos solapados por los presidentes municipales, los agentes de tránsito hacen su agosto pidiendo la clásica ‘mordida’ a los automovilistas.
Para nadie es un secreto que las principales presas para los agentes de tránsito y vialidad municipal son los transportistas y camioneros que circulan por sus demarcaciones para marcarles el alto e intentar infraccionarlos con cualquier pretexto, amenazándolos incluso con retirarles la unidad, reteniéndoles la mercancía y poniéndolos en una encrucijada, pues las víctimas tienen que cumplir con horarios de entrega o en su caso les urge llegar a su destino al llevar productos perecederos.
Es ahí, justo en el momento en el que ven la cara de duda y preocupación de los transportistas cuando los agentes de tránsito aplican ‘el clásico’ “¿cómo nos vamos a arreglar j-o-v-e-n?”
El modus operandi de estos ‘corruptazos’ con uniforme, placa, arma y vehículo oficial es prácticamente el mismo en todos los municipios poblanos.
Los agentes de tránsito montan retenes falsos casi siempre en los mismos puntos, en los que marcan el alto y extorsionan a diestra y siniestra a motociclistas, automovilistas y transportistas por igual.
Incluso, en algunos casos, por no decir todos, los policías viales se dedican a extorsionar sin importarles si invaden tramos federales, zonas de otros municipios o incluso de otros estados.
Ya les decía yo unas líneas antes, esta corrupción es solapada y propiciada en algunos municipios por los propios presidentes municipales que imponen cuotas diarias, semanales y mensuales a los agentes de vialidad por el uso de patrullas y para la asignación de turnos.
Y es que todo ese dinero recaudado de las ‘mordidas’ y extorsiones llega a las manos de los alcaldes, previo a hacer escala en los comisarios o secretarios de Seguridad Pública de los municipios que agarran lo que les corresponde, pues coordinar las estructuras de corrupción no es tarea fácil, ni de a gratis, pero siempre hay alguien dispuesto a hacerlo.
Ante todo esto y tras lo dicho el pasado lunes en la mañanera del gobernador, los agentes de tránsito municipal deberían estar temblando; sin embargo, ya sabemos que aquí no va a pasar nada y como siempre todo se va a quedar en un llamado a misa; aunque eso sí, hay que reconocer que la intención es buena.
