Arturo Rueda es un maniaco del teléfono móvil, es muy normal verle con dos celulares en una bolsa trasera del pantalón, y más común aún verlo hacer scroll con el pulgar en Twitter para brincar a Facebook, Instagram y últimamente termina en TikTok, para después regresar a la misma red en la que inició.

 

En Safari revisa los portales de Puebla, abre las aplicaciones de las estadísticas de la página de Diario CAMBIO, cuántas personas están conectadas al momento en que repasa y también cómo se mueve el diario en el ránking de los medios mundiales de Alexa, en el que el periódico está en el primer lugar local.

 

Detiene esta rutina cuando atiende mensajes y llamadas, que cada vez son más frecuentes hacerlas de manera cifrada, por aplicación y no por la línea de la empresa telefónica.

 

A sus dos móviles personales agregó en el último año un tercero, cuando Diario CAMBIO habilitó una línea de WhatsApp para recibir cualquier tipo de denuncias. El número de reportes se dio a conocer en el sitio web del periódico, en los canales de difusión, además de las redes sociales.

 

Al WhatsCAMBIO llegan todo tipo de mensajes: desde denuncias por servicios públicos, acusaciones en escuelas, oficinas, centros comerciales, exhibidas de funcionarios, policías y políticos, además de confidencias de diferente índole.

 

Si bien no todo es materia periodística, varias sirven para detonar investigaciones o para entrevistar a los propios denunciantes, pedirles pruebas y profundizar en más datos. Rueda decidió atender él mismo esta línea, porque dijo que debía responder con audios y agradecer el reporte.

 

Fue así que sumó un tercer aparato que era con el que estaba en contacto con el público.

 

Estos tres celulares con los que siempre cargaba le fueron decomisados al periodista el sábado 21 cuando lo detuvieron en la Ciudad de México.

 

Sin más, lo sorprendieron, a él y a su prometida ‘Gaby’, los agarraron, los jalonearon, después se centraron en Rueda, le doblaron el brazo derecho, lo empujaban para que no se resistiera y lo treparon a una camioneta pick up de color blanco sin placas de identificación.

 

 

De inmediato le sacaron de su pantalón los dos teléfonos y revisaron la mochila en donde tenía el tercero y además de su cartera y artículos personales. Todo se lo quedaron los agentes ministeriales.

 

Lo trasladaron a Puebla, lo cambiaron de vehículo, hicieron una parada en la Fiscalía General del Estado y alrededor de las 23:00 horas, ahora al interior de una Jeep Cherokee, igual blanca sin placas, le exigieron la clave de su iPhone.

 

Insistieron una y otra vez. Pero no la dio. Sus fuentes estarían en riesgo.

 

Como parte de su actividad periodística Rueda tenía comunicación con un sinfín de fuentes informativas. Desde servidores públicos vigentes y anteriores, así como políticos de todos los partidos, personajes noticia.

 

Con el otro equipo, tenía comunicación con las fuentes anónimas de Diario CAMBIO, con cientos de personas, fieles seguidores del periódico, que lo hacen el más leído de Puebla. El tercero era para su familia.

 

Toda esa información desapareció, no está. Quizá pretendan utilizarla, o utilizar los equipos.

 

Los agentes ministeriales no lo pusieron a disposición del Juez, ni mucho menos entregadas a sus abogados o su familia.

 

Varios estarán nerviosos. Pero quien se sienta inocente, que no se preocupe.