Sábado, 20 de Abril del 2024
Martes, 29 Junio 2021 01:31

Otro asalto, otra vida

Otro asalto, otra vida Escrito Por :   Irma Sánchez

Nuevamente los poblanos nos vemos seriamente amenazados por la delincuencia que se volvió a desatar por todos lados, azuzando en todos los círculos, porque “aunque sea” un teléfono celular que hoy hace las funciones de una oficina, y una aula de estudios, hasta el poblano más modesto tiene uno.


 

La delincuencia lo mismo opera y encuentra a sus víctimas en una combi, que en un paradero de cualquier calle, en un estacionamiento, en una taquería, en un café y en su casa.

 

Fue el caso del conocido, apreciado y respetado doctor José Alberto Vázquez, quien la madrugada del domingo fue sorprendido por tres individuos que lo maniataron para saquear su residencia en la colonia San Matías, ante lo cual el médico y taurófilo indefenso ante la impresión falleció víctima de un infarto.

 

Los ladrones pese a comprobar el fallecimiento de su víctima, no cambiaron de planes y robaron sin prisa cuanto objeto de valor pudieron.

 

La víctima se trataba de un personaje de la medicina, la cultura, el arte, la fiesta brava y la solidaridad porque a su consultorio acudían enfermos sin recursos con la seguridad de que serían atendidos y dotados de los medicamentos necesarios.

 

En la ‘fiesta brava’ deja un vacío en su emocionante vocación como juez de plaza.

 

En el arte deja muchos programas culturales que impulsaba en la Fundación del Parque España, después de haber sido coordinador de exposiciones de la Casa de Cultura en la gestión del doctor Sabino Yano Bretón cuando se desempeñó como secretario de Cultura.

 

El doctor Vázquez gustaba de la literatura, dejó dos libros, escribía con impecable pluma en la revista Momento, en el periódico Intolerancia y en el portal de noticias e-Consulta.

 

Hombre de disciplina y vida ordenada no fallaba una mañana al Parque España donde disfrutaba del sol mientras leía y luego nadaba.

 

La mañana del sábado con su eterna sonrisa disfrutó del poco sol, charló con sus conocidos y se retiró a la hora de la comida, dispuesto a descansar por la tarde con sus lecturas favoritas.

 

Cuando salió del lobby del parque lamentó el deceso de Conchita Machorro de Cuevas, otra asistente cotidiana al mismo deportivo. Y exclamó “un infarto que nos obliga a entender que no somos nada, que si en esta racha no nos llevó el COVID, ‘un cardiacazo’ puede retirarnos de la circulación”.

 

Todo parecía que su comentario lucía muy ajeno a las horas que le restaban de vida.

 

Otra vida más producto de un asalto, un saqueo, un robo.

 

Y la delincuencia disfrutando de los objetos hurtados, mientras desde una oficina se sostiene que se tiene controlada a la delincuencia.

 

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