Con la ‘tamaliza’ de este miércoles 2 de febrero, se acabaron las ilusiones de las fiestas del puente Guadalupe-Reyes y su anexo La Candelaria.

Desde luego que entre contagios, cubrebocas y una galopante inflación, las fiestas por segundo año consecutivo fueron muy diferentes, con un halo de nostalgia y de tristeza.

Para comenzar, en muchas mesas ya no estuvieron “todos” los que estuvieron hasta hace 2 años.

En muchos hogares entre el desempleo y el encarecimiento, el 2 de febrero de este año fue un día más, lejos de un bote de tamales y tradiciones, en un ambiente de coraje y tensión ante una mala racha que lleva a cruzar los dedos y lamentarlo todo.

Pasadas las fiestas hoy nuevamente los mexicanos en pleno repunte de contagios nos enfrentamos a un complejo mundo dual, en el que hasta el más iluso e ingenuo y aún beneficiado con una pensión o beca de Bienestar, se encoleriza con tantas desafortunadas versiones sobre un México muy alejado del que se empeña el presidente en recrearnos en sus famosas ‘mañaneras’ que ya llegan a  preocupar, porque pareciera que un reducido grupo se ha apoderado del mandatario y lo coloca en el escenario con información falsa totalmente alejada de la realidad.

Qué desafortunadas comparecencias, pareciera que los dos contagios de Covid, ya le impactaron  su función cerebral.

Pobre presidente, luchar más de 20 años para llegar a la presidencia de la república, y tener que enfrentar una pandemia para la que ningún  país estaba preparado, y todavía más, contagiarse 2 veces, pareciera que ya le dejó una factura muy personal, la cual es aprovechada por sus “colaboradores” que lo están utilizando para promover intereses muy distantes a lo que ofreció en su larga carrera por la presidencia, desde la que propuso la reivindicación de los más vulnerables que hoy se han multiplicado.