Lunes, 14 de Julio del 2025
Jueves, 10 Marzo 2022 01:46

Descansa Juan

Descansa Juan Escrito Por :   Irma Sánchez

El 12 de diciembre Juan se coordinaba con las autoridades del reclusorio, llevaban un sacerdote y celebraban en grande –dentro de lo permitido– la fiesta de la patrona.


 

Y murió el amigo Juan Nakad, ‘Juanito’ como todos le decían.

 

Juan se lleva a la tumba el trofeo que en vida se ganó a pulso por su lealtad a la amistad, con todo y el peso que esto representó en su momento con el sonado caso de la periodista y activista Lydia Cacho.

 

Juan Nakad, de origen libanés, llegó a Puebla el siglo pasado junto con su hermano Antun, y emprendieron en el negocio textil.

 

De inmediato incursionaron en la fabricación de mezclilla que representaba la gran oportunidad con el bum de los famosos blue jeans que se colocaban como la prenda más versátil y demandada por los jóvenes.

 

Juan, con una gran visión emprendedora de la mezclilla, pasó con mucho éxito a la maquila de los pantalones de moda, los blue jeans.

 

En ese auge y con mucha información de experiencias de otros países, se lanzó a proponer a las autoridades en turno –el gobernador Mariano Piña Olaya– la conveniencia de instalar una maquiladora dentro del reclusorio para romper el ocio y darle una oportunidad de trabajo a los internos que se interesaran.

 

Para poner en marcha la maquiladora mientras se adquirió e instaló la maquinaria, un equipo especializado comenzó por capacitar a los futuros obreros de este nuevo centro de trabajo.

 

Una vez en marcha, Juan se convirtió en el confidente de los reclusos que le planteaban sus retos, sus dudas, obsesiones, anhelos y frustraciones.

 

Así, muy pronto comenzó a recibir invitaciones para convertirse en el padrino de bautizo, primera comunión y hasta de boda de los internos y de sus familias.

 

En algunos casos el empleador por indicación de sus obreros entregaba los sábados el sobre de la raya directamente a la esposa o hijos que pasaban apuros para sostenerse afuera.

 

El 12 de diciembre Juan se coordinaba con las autoridades del reclusorio, llevaban un sacerdote y celebraban en grande –dentro de lo permitido– la fiesta de la patrona.

 

A esta fiesta invitaba a algunos allegados de afuera.

 

Todos juntos se arrodillaban ante La Morenita y después de cumplir con la devoción, venía la taquiza patrocinada por Juan Nakad que repartía con todos.

 

No fallaba un maestro taquero que con su equipo tenía listo el banquete sin límite, que permitía convivir a todos, jugar, cantar y bailar.

 

Pero vinieron los tiempos grises en los que Nakad, por lealtad a su amistad con el textilero Kamel Nacif, se vio involucrado  en el famoso escandalo narrado en forma novelada en el libro “Los demonios del Eden”.

 

Tras la publicación las versiones sobre Succar Kuri comenzaron a dispararse y a involucrar a su primer círculo de amigos, Kamel Nacif y los amigos de éste, algunos de los cuales la justicia mantiene tras las rejas en algún centro penitenciario.

 

Tarde que temprano el tiempo ha exhibido a todos, y puesto de manifiesto que una esposa en lucha puede resultar tan riesgosa y peligrosa como el más fuerte de los enemigos, capaz de vigilar, grabar e involucrar a los amigos de su detestada pareja.

 

Capítulo del que Juan Nakad salió librado, sin poder asimilar nunca lo que le costó el cierre de su maquiladora en San Miguel, el desempleo de los reos que convirtió en obreros calificados y un obligado cambio de giro en sus negocios.

 

Juan, de la mano de su esposa Tere, siguió el camino, sorteó dolorosas bajas y finalmente víctima de una serie de complicaciones de pulmón y riñones se agotó y falleció dejando todo un legado sobre la lealtad a una amistad como las que el sumó y multiplicó en la vida en diversos sectores.

 

Cuando extendía su mano a un nuevo amigo, ‘Juanito’ siempre repetía “¿sabes contar? cuenta conmigo”.

 

Y él siempre contaba a sus amigos alrededor de una suculenta mesa, sin preocuparle el estatus.

 

Juan, descansa en paz. Cumpliste y ahora te toca reunirte con tus dos hijos que se te adelantaron.

 

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