Justo cuando en el vecino país de Estados Unidos deciden volver con carácter obligatorio al uso de cubrebocas, en México nuestra autoridad sanitaria dice que ya superamos la pandemia y que dejemos de lado el “molesto” accesorio.

Cuando en Estados Unidos la FED reconoce que tiene fuera de control la inflación, que en tasa interanual es de 8.5 por ciento, en México el presidente sostiene que “vamos muy bien”, que hay recuperación, lo  cual como buen deseo también nosotros quisiéramos, pero lamentablemente entre sus datos y los nuestros hay sustanciales diferencias.

Y es que además, quienes le entregan las tarjetas informativas al presidente cada mañana le presentan un panorama maquillado que dista mucho de lo que todos los mexicanos enfrentamos.

Claro, usted y yo tenemos un contacto permanente con la realidad, vamos al mercado, al súper, a la panadería, a la carnicería, a la tortillería, a la farmacia y le tenemos tomado el pulso a la economía día con día, a diferencia del presidente que vive en Palacio Nacional, en donde la despensa está repleta, no hay faltantes y quien hace las compras sólo pasa notas sin preocuparse de que las cuentas mantengan una tendencia al alza.

Y ya qué le puedo decir del tanque de la gasolina, que cada vez resulta más caro, en contraste con el presidente que hace años sólo se sube al vehículo y no tiene que averiguar a donde apunta la aguja de su tanque, si va lleno, ni cuánto costó la última y la penúltima vez que se llenó.

Mientras esas diferencias se mantengan, entre lo que es y lo que le informan, definitivamente mantendremos perdido al presidente que no logra aterrizar.

En este contexto el presidente seguirá con un discurso ajeno a lo que vive su pueblo noble y bueno, que pese a que recibe su ‘chequesito’ de Bienestar ya no lo puede estirar más, ya no le alcanza y mucho menos puede darse gustos ni lujos como ahora puede resultar el comer un aguacate, incluir un trozo de carne en su menú, disfrutar de un pan de dulce, en fin.

El clamor es ¡¡¡qué le informen al presidente!!! Lo que realmente está viviendo el país, con la intención de jalar parejo y mejorar las oportunidades para todos.

Sólo eso, y así mejorarán los programas de prevención de la salud, las condiciones de vida y convivencia para millones de mexicanos que llevan décadas esperando mejores tiempos que ni “la esperanza de México” ha podido dar a ese pueblo noble y bueno que hay que cuidar que no se enoje.