Este refrán hoy lo debemos aplicar entre nosotros que no hemos caído en la cuenta de que la totalidad en Puebla somos unos privilegiados de tener agua todos los días.

 

Claro, algunos sectores la padecen y enfrentan cierta dificultad para tenerla, pero pese a cualquier irregularidad, siguen mejores días.

 

Incluso cuando escasea por más de uno o dos días, la podemos conseguir de una pipa, que desde luego no está contemplada dentro del presupuesto familiar.

 

Situación muy contrastante con la que están viviendo en Monterrey, en donde ya se sortean serios retos y dificultades para obtener algunas cubetas.

 

Incluso se ha llegado a hablar de la necesidad de clausurar albercas, de cerrar baños públicos y otras medidas como la de que los escolares se queden en su hogar y sigan las clases en línea porque en la escuela no hay agua, y ellos tienen cierto grado de dificultad para asearse.

 

Se trata de medidas que rayan en lo drástico.

 

Las autoridades regiomontanas hoy se las ingenian y trabajan para repartirla equitativamente y que alcance para más.

 

Incluso han tenido que hablar con los representantes de la planta industrial para que revisen sus sistemas operativos y que no se fugue un solo decilitro en vano al drenaje.

 

A la cervecería productora de Heineken la están convenciendo de que reduzca sus niveles de producción, lo que también hay que reconocer que representa un serio revés para la empresa, y sobre todo para la planta de trabajadores.

 

Ojalá que la dimensión del problema nos permita encender los focos para revisar cómo estamos gastando el vital líquido, porque lamentablemente subsisten las prácticas irresponsables de lavar a diario las banquetas a manguerazos o cubetazos, los autos igual, y de mantener abierta la llave mientras nos lavamos las manos, nos cepillamos los dientes, se rasuran los señores y también mientras enjabonamos los trastes.

 

Esos malos hábitos tenemos que corregirlos y valorar cada chorrito de agua del que hoy disfrutamos.

 

En esta cruzada todos tenemos la responsabilidad de “cuidar el agua”, pues es tarea de todos y de cada uno: niños, jóvenes, grandes y adultos mayores.

 

Hay que tener claro que nunca es tarde para poner correctivos a nuestros malos hábitos.

 

Cuidemos el agua que es de todos, porque llegará el día en que nos pelearemos por un chorrito de ésta.