Tras sortear a lo largo de 10 años los duros estragos de sesiones interminables de quimioterapia, fallece el carismático sacerdote popularmente conocido como “El Padre Nacho” Ignacio González Molina.
De cuna teziuteca, formado en el Centro Escolar Manuel Ávila Camacho, llegó a la capital del estado para cursar la preparatoria en el Instituto Militarizado Oriente. Su formación religiosa en la Compañía de Jesús.
Estudió en Irlanda, en el Reino Unido y regresó a Puebla por la puerta grande.
Fue el arzobispo Rosendo Huesca quien en un vuelo de México a Roma lo invitó a formar parte del clero diocesano. Así fue asignado para apoyar al Vicario Episcopal Humberto Vargas en la parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, y cuando era necesario apoyaba a muchas parroquias.
Años después cuando ya estuvo lista en la nueva zona urbana de Puebla en la avenida Atlixcayotl, la Parroquia de Nuestra Señora del Camino –obra de la colonia leonesa encabezada por el empresario Agustín Diez Morodo y Fernando Diez Fernandez– recibió la responsabilidad de la titularidad.
Desde ésta, el padre ‘Nacho’ promovió muchos apoyos para entregar en las colonias más vulnerables de la capital.
Su tiempo siempre lo compartió con la cátedra universitaria en la escuela Libre de Derecho y con la radio, en la que compartió micrófonos con el arqueólogo Eduardo Merlo, con quien formó la más exitosa mancuerna radiofónica.
Los últimos años de su vida recibió la encomienda de levantar el templo de San Jorge para atender espiritualmente a las familias de los multifamiliares del Sur.
El padre ‘Nacho’ gozaba de una gran facilidad para conectarse con gente de cualquier edad y cualquier condición social y cultural.
A los niños los supo atraer a la iglesia en una misa que oficiaba a las 10 de la mañana a la que llegaba con su guitarra y todos los conceptos de su prédica los manejaba en el ambiente del futbol.
Supo estar en las buenas y en las malas con sus feligreses, y ellos estuvieron con él cuando comenzó su lucha contra el cáncer.
Su mejor consejera siempre fue su madre, doña Josefina, con quien vivió en su casa de la zona de la Gabriel Pastor.
Hoy la alcanza y se reúne con ella, contento y satisfecho de lo que hizo, y convencido de que quienes lo extrañarán se quedan con un recuerdo, una enseñanza, un compromiso para con los demás, como él lo hizo a lo largo de sus 77 años de vida.
Descansa en paz querido Padre ‘Nacho’.
Serán inolvidables esos huevos en salsa serranos que solíamos compartir los sábados con ‘Lalo’ Merlo y con Hilda Luisa Valdemar.
