Cuántos apuros nos pudimos haber ahorrado, incluyendo las veladoras que le iba a encender a la virgen, para que no se me hiciera pesado y pasara los exámenes, sobre todo de matemáticas, química y física.
Cuántos domingos pude haber disfrutado de otra manera, sin estudiar y sin tener que comprar veladoras.
Todo esto vino a mi mente hasta con coraje, al conocer la noticia de que los nuevos programas educativos diseñados por los sabios de la 4T, no contemplan el tormento de las calificaciones ni las faltas.
La pregunta surge desde lo más profundo, ¿Qué se estudiará y cómo se estudiará en las aulas?
¿Cómo se puede formar a las nuevas generaciones sin obligarlos a poner un esfuerzo para mover su raciocinio?
¿Qué podrá pasar con esta generación que hoy “se prepara” en las aulas de la instrucción básica?
No tengo la menor idea, y lo peor es entender que en ellos está nuestro futuro.
Tal vez ya no me tocará estar bajo su dominio por cuestión de edad, y ya no me tocará ver cómo en el mundo se puede interactuar y existir sin las matemáticas, sin la química y sin la física.
Al tiempo, ya sabremos si crecimos engañados, o los engañados son los de esta generación que se la llevarán más relajada, sin apuros, sin tensiones, pero… ¿Con qué futuro?
Por hoy el único esfuerzo que deben hacer no es para aprender que 8 por 8 son 64. Eso ya no importará, lo esencial, su pase para el futuro es tener en el disco duro de su cabeza, la lista de las obras emblemáticas del gobierno de la 4T: el Tren Maya, el aeropuerto Felipe Angeles, Dos Bocas, entre las de mayor envergadura, y ya después vendrán otras.
Los que sí comen bien
Hay que reconocer la congruencia y lealtad de la empresa Granjas Carroll que con todo y los malos tiempos mantiene su compromiso de dotar de carne de primera al DIF para asegurar una buena dieta a niños, adolescentes, adultos mayores y personas discapacitadas que viven en los albergues especializados.
Trascendió que en lo que va del año, la empresa ha entregado 7 mil kilos de carne, con lo que asegura una dieta equilibrada, rica en proteínas para la población albergada.
Con aportaciones de esta y otras empresas se podría afirmar que quienes están bajo el resguardo de la institución de la familia la pasan menos peor que un 10 por ciento de la población, que día con día empobrece y tiene dificultades para hacer una comida.
Cien años de FRO
Un merecido homenaje se ofrecerá a la memoria del gran artista poblano Fernando Ramirez Osorio, con motivo del centenario de su natalicio.
El gran pintor, muralista, grabador, escultor que nos dejó una rica herencia, será recordado con la exposición “Huellas en el Tiempo” que quedará abierta al público a partir del 2 de septiembre a las 19:00 horas en la galería del Complejo Cultural Universitario; invita su hija, Rosy Ramírez Salazar.
Al maestro Ramírez Osorio hay que recordarlo con toda su grandeza, visión y arte; de la mano de la también artista Rosita Salazar, creadora de los talleres de pintura de la Casa de Cultura, con quien se lanzó a la hazaña de acondicionar un local para montar la primera galería de arte en la emblemática Plazuela de los Sapos, cuando la zona se mantenía olvidada con todo y sus leyendas sobre su origen, como uno de los primeros asentamientos de la capital poblana.
Felicidades a sus descendientes y los mejores recuerdos del maestro Ramírez Osorio.
