De pronto se extendieron las voces aquí en Puebla que aseguraban que la esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, la doctora Beatriz Gutiérrez, estaba decidida a buscar la candidatura de Morena para contender por el gobierno de Puebla para el 2024, justo cuando concluya el sexenio de su esposo.
Hubo voces que fueron más lejos y sostenían que el presidente finalmente cedería su silla presidencial sólo a su esposa.
¡Cuánta perversidad!
El tema ya fue zanjado por el propio presidente que en su ‘mañanera’ de este lunes descartó toda posibilidad, por la sencilla razón de que su esposa está feliz con su doble responsabilidad académica: como maestra y como investigadora, después de renunciar al papel de primera dama.
Hecha la aclaración, los suspirantes a la candidatura de Morena para contender por el gobierno de Puebla pueden fortalecer su trabajo proselitista, que sólo tendrá por límite su propia cuerda.
En la autopista de la carrera ya deben de dar todo de sí, incluso podrán meterse zancadillas, hacerse cuernos, seguirse, perseguirse, monitorearse, infiltrar aliados para que fluya información. Contratar a los mejores para asesorar la campaña, sin dejar de recurrir a los servicios de los especialistas en el diseño de campañas negras que generalmente logran su objetivo encendiendo el morbo y desatando el campeonato de mentiras.
Así se hacen las campañas políticas hoy, muy lejos del buen quehacer político y del arte de honrar la democracia.
