Lamentablemente la tecnología nos ha traído la era del ciberfraude, de la que nadie se escapa.
Las bandas de los ciberdelincuentes están muy activas y sus víctimas son de todos los niveles.
¿Quién no tiene hoy un teléfono celular?
Y no precisamente para jugar y chatear con sus cuates. En muchos casos el celular representa hoy la oportunidad de suplir una oficina, un mostrador de tienda, un salón de clases y hasta un consultorio médico.
Lamentablemente este dispositivo representa una llave mágica para los ciberladrones que se las ingenian para robar, defraudar y robarse el patrimonio de algunas personas.
En cualquier grupo hay víctimas.
Y por parte de la banca los departamentos antifraudes están saturados ante el cúmulo de reportes por fraudes con tarjetas de crédito y de débito.
Aquí lo importante es mantener monitoreadas sus tarjetas y tener a la mano el número de su banco para reportar de inmediato cualquier irregularidad,
Ah, y algo importante, no ponerse nervioso y caer en crisis ante lo incomodo que resulta que del otro lado de la línea le conteste una máquina que le ofrece múltiples números para que usted los marque y ¡por fin! pueda establecer comunicación con una persona que por instrucciones mantiene una paciencia inagotable para escucharle y guiarlo para dar los pasos necesarios para captar su denuncia para que la institución financiera no reconozca la fraudulenta operación.
Los fraudes también se están cometiendo a los correos electrónicos a través de los cuales le piden a usted que descargue una aplicación para bajar facturas y en el proceso usted les está dando la llave para que entren a su información y revisen su patrimonio y cuentas para cometer fraudes.
Por lo que se recomienda tener mucho cuidado para evitar convertirse en una estadística más del mundo de los fraudes.
El avance también trae trampas y nos pone en riesgo.
¡Cuide su patrimonio!
Manténgase alerta.
Claro, cuestión generacional para saber identificar el riesgo.