Increíble pero cierto.
Ahora resulta que ni con dinero en mano -o más bien con transferencia con el total de la compra- se puede hacer realidad la comprar de un auto para estrenar este fin de año.
Sencillamente, no hay vehículos para vender, ni de contado ni en parcialidades, ni en los comodísimos planes que se anuncian de pagos hasta a 60 meses.
No hay unidades para atender la demanda.
Es más, hasta los dueños de las agencias concesionarias están en lista de espera.
Increíble pero cierto.
El fenómeno es producto de la crisis que se tiene de microchips en el mundo, desatada a partir de la pandemia que arrasó con este componente para apuntalar a la industria cibernética que tuvo sobredemanda con el trabajo y las clases a distancia, que obligaron a comprar pantallas, computadoras, laptops, tabletas y celulares no previstos.
Los productores dieron preferencia a la industria cibernética y pasaron a segundo término a sus demás clientes, como la industria automotriz que dos años después no logra reponerse, al grado de tener que trabajar con paros técnicos por la falta de estos componentes, lo que ocasiona que sus niveles de ensamble no se den abasto para atender una demanda acumulada.
Hoy pese a la crisis que azota a todos los sectores, el comercio automotriz enfrenta su peor momento, con clientes seguros enlistados desde hace medio año y más.
Las armadoras se informa que dan preferencia a los pedidos de exportación y entregan a cuenta gotas las unidades para el mercado doméstico.
Los clientes en lista esperan y desesperan.
Algunos se enlistan hasta en tres agencias de distintas marcas, y no progresan.
Y se informa que hasta los dueños de las concesionarias se mantienen en lista, conscientes de que antes de ellos debe darse preferencia a los clientes.
Esta crisis va para largo.
A mediano plazo no se vislumbra una mejor oferta de autos en ninguna de las marcas.
El problema ha provocado el encarecimiento de los autos usados que hoy son opción para un segmento del mercado. Y estos también hoy encarecen y escasean.
Así se presenta el mercado automotriz, con la única opción de “lleve lo que hay en 2 o 3 meses” o siga en lista para dentro de 6 a 8 meses, con el riesgo de que el modelo que usted eligió ya quede descontinuado y los precios se hayan disparado por las nubes.