Agoniza el año y lo cerramos en Puebla con un final inesperado.
La sorpresiva partida del gobernador Luis Miguel Barbosa trae consigo muchas sorpresas.
Y la llegada del gobernador sustituto Sergio Salomón Céspedes Peregrina, trae otras tantas.
Ante todo, hay que tener claro la gran amistad que de tiempo atrás tenían.
En el terreno del trabajo eran complementarios. Se entendieron muy bien.
Pero hay que admitir que, pese a incuestionables coincidencias, cada uno ostenta un estilo personal de ser y trabajar.
Lo importante en estos 2 tiempos históricos, es que ambos trabajaron desde sus respectivas trincheras, con convicción, entrega y dieron resultados.
Hoy uno se marchó y el que queda para sustituirlo sin alterar ni traicionar la amistad tiene otro estilo y lo comenzó a demostrar.
Congruente con el fondo se mueve de otra forma, y es que hay que entender los tiempos, las circunstancias y el camino avanzado del que ya no está.
¿Qué podemos esperar los poblanos?
Un estilo más conciliador sin ceder.
Un estilo propio con el que ha triunfado en su vida personal, sus negocios y su trayectoria política, en parte alentada por su amigo hoy difunto.
Para comenzar el día a día, propone sacudirse la confianza de trabajar a distancia como fue obligado en la pandemia. Vuelve a lo presencial como la conferencia de prensa de cada mañana.
Los reporteros ya no trabajarán a distancia, entablarán comunicación directa con el mandatario.
Igual en los planteles, en las universidades que volverán a las aulas los 5 días de la semana a partir de que arranque el mes de enero.
La respuesta a botepronto ha dado muestra de que ya llevan otro enfoque, sin modificar la esencia de las acciones.
La incorporación del mandatario a Casa Aguayo con todo lo que implica, comenzará a lanzar señales a partir de enero -en 2 semanas-.
Y los ajustes que tendrá que hacer a su equipo y formas de gobernar, son obligadas.
Habrá que darle el obligado voto de confianza para que las cosas resulten por el bien de Puebla y los poblanos, que merecemos mejores tiempos.