Que uno suela ser incrédulo, es un hecho.

 

Decida usted…

 

Le informo que después de que el gobernador Luis Miguel Barbosa el pasado 22 de febrero hiciera la denuncia pública del saqueo de museos y la desaparición de valiosas piezas de estos, la Fiscalía General del Estado procedió a abrir carpetas de investigación de acuerdo a la ley, con la intensión de recuperar el acerbo robado y hacer caer el peso de la ley en las personas responsables del hurto.

 

“La denuncia va en serio” lo puntualizó el mandatario convencido de que si no frena estas prácticas, el acervo cultural de Puebla se va ir perdiendo.

 

Los responsables de la desaparición de las piezas se comenzaron a poner nerviosos desde las tinieblas, donde disfrutaban la posesión de algunas de estas.

 

Tras las tajantes declaraciones del mandatario, el nerviosismo se hizo presente entre los involucrados, con todo y que tuvieron mucho cuidado de actuar en la oscuridad con personas especializadas para extraer cada una de las obras y los objetos, sin dejar huella.

 

¿Cuál fue el resultado de esto?

 

Al escuchar pasos en la azotea, quienes tenían en su poder las valiosas piezas, comenzaron a regresarlas, muy paulatinamente, cuidando detalles de identificación.

 

Para esto, hoy se cuenta con compañías eficientes de mensajería que movilizan desde cualquier parte del mundo, al destino que se quiera, objetos pequeños y voluminosos.

 

Por este medio comenzaron a regresar a su lugar de residencia una ínfima parte de objetos, no muchos, pero al fin y al cabo, parte de lo hurtado comenzó a aparecer, sin necesidad de poner de cabeza a San Antonio de Padua, ni a San Bonifato Bendito, ni a Santa Clara, patronos intercesores de la iglesia católica para aparecer lo perdido.

 

Por algo se empieza.

 

Lo importante fue hacer la denuncia pública, para no confiarse, y seguir extrayendo cuadros, esculturas, incunables y objetos como una espada que formó parte del armamento con el que el ejército mexicano enfrentó al ejército francés en la histórica batalla del 5 de mayo de 1862.

 

Cuantas historias.

 

Habrá que esperar el retorno y la recuperación de todos los objetos faltantes de los museos de Puebla.

 

Hoy sólo cabe recordar aquella vieja conseja de que ‘el miedo no anda en burro’.

 

Si el gobernador Barbosa no hubiera hecho la denuncia pública, estas piezas no hubieran comenzado a regresar, y lejos de rescatarlas, seguirían desapareciendo más objetos inventariados, sin ningún problema, ¡ah! pero eso sí, altamente cotizadas en el mercado negro internacional.