Parece mentira, pero los tres principales partidos políticos del país: PRI, PAN y Morena, requieren una operación de rescate en serio.

 

           Se ha desatado ya la lucha interna por las candidaturas para la presidencia de la República para gubernaturas y senadurías en el 2024, y esa lucha interna de cada partido está revelando las desmedidas ambiciones de muchos de sus militantes, de los que gran número son vulgares oportunistas, sin convicciones políticas de ningún tipo, sin oficio, sin sensibilidad social ni política.

 

            Los tres partidos políticos más importantes de México están divididos internamente y esas divisiones se están ahondando en estas luchas internas; las tres “fuerzas” políticas del país están demostrando ser terriblemente débiles en estructura, en organización, en carencia de líderes capaces y objetivos, en deficiencia de cuadros para ser abanderados como candidatos en próximas elecciones, en fin…

 

          Las elecciones del 2018 han venido a demostrar el descontento abierto que ya había en todas las clases sociales contra los gobiernos corruptos e ineficientes que habíamos estado padeciendo durante más de tres décadas. Fue un desfogue de la ciudadanía haberse vuelto en favor de Andrés Manuel López Obrador, que durante tres campañas presidenciales estuvo ‘machacando’ sobre la necesidad de transformar al país, combatir la corrupción y la impunidad, que calificaba como un cáncer que estaba destruyendo al país.

 

         Ya en el gobierno, ha venido demostrando que tenía razón. En sus tres años en el poder ha verificado que México tiene suficientes ingresos legales para su desarrollo y que no hay necesidad de endeudamiento, siempre y cuando se frene la corrupción, que los gobiernos en sus tres niveles, federal, estatal y municipal, ejerzan presupuestos austeros, se eviten ostentaciones ridículas como el de tener aviones y helicópteros de lujo, residencias en centros turísticos o en la capital del país para el descanso y la atención de asuntos importantes en la Ciudad de México, residencias que son generalmente suntuosas y cuyo mantenimiento es elevado a costa de los contribuyentes. Bueno, ya se sienten los efectos del no endeudamiento, pues México debe más de 4 billones de dólares y ha podido reducir la deuda, aminorar los miles de millones que se pagan de intereses y enfrentar la pandemia con recursos propios.

 

            Pero Morena no constituye un apoyo para el presidente. Es un partido tan desorganizado, como el PRI y el PAN, y tan dividido como los dos partidos tradicionales (el PRD ya casi no cuenta. Su desplome ha sido de antología). Sus gobernadores, presidentes municipales y legisladores en la mayor parte de los casos han dejado mucho que desear.

 

            Es urgente que la dirigencia nacional de ese partido trabaje en la reorganización, en la capacitación ideológica de sus militantes, en la creación de una auténtica estructura partidista o de lo contrario su estancia en el poder será corta y no muy convincente. Cuenta con un gran líder, pero nada más, por lo que el tiempo de su estancia en el poder se acorta. Ya lo dijo el coordinador de la bancada morenista en el Congreso, Ignacio Mier Velasco: se requieren 18 años en el poder para afianzar la Cuarta Transformación.

 

           LA VENTAJA ES QUE EL PRI Y EL PAN ESTÁN PEOR; su militancia en ambos partidos se ha derrumbado, carece de liderazgos serios y eficientes. Todavía no se percatan de que este es un cambio de régimen y tratan de continuar con políticas que para gran parte de la ciudadanía estaban encaminando al país a su derrumbe económico, político y social, y que después de este gobierno será muy difícil que vuelvan a aparecer.

 

            El PRI era el partido mejor estructurado, no sólo de México, sino de toda Latinoamérica y de ahí su larga permanencia en el poder. Pero esa estructura se perdió y con sus actuales dirigentes, nacionales y estatales, va a ser muy difícil que pueda recobrarla. Los priistas empezaron a perder identidad cuando llegó el neoliberalismo de Salinas de Gortari, pues él fue el que desechó el discurso priista, la política social encaminada a favorecer a las clases trabajadoras, campesinos y obreros, así como a las clases medias populares y dar preferencia a los potentados y grandes empresas extranjeras. Su alianza con el PAN está provocando en sus militantes la misma decepción que causó entre los panistas, su alianza con el PRD y entre los perredistas, su alianza con el PAN.

 

           Qué bueno que en estos momentos se estén moviendo las aguas con miras a la sucesión presidencial y que haya corrientes internas en los tres partidos que clamen por cambios serios y realistas al interior de sus organizaciones. Actualmente manejan a la oposición panista y priista dirigentes empresariales de extrema derecha, como ese señor Claudio X González.

 

            EL PROYECTO DE REVIVIR ECONÓMICA Y POLÍTICAMENTE a Puebla, que puso en marcha el Gobierno del Estado hace una semana, está dando muy buenos resultados. Estos días han sido de mucho movimiento: han llegado turistas de todo el país y muchos extranjeros, el movimiento en el centro y en las plazas comerciales de diversas zonas de la ciudad se ha incrementado; las visitas a las ofrendas que se han montado en edificios públicos estatales y municipales han sido muy visitadas, los restaurantes han estado llenos, los antojitos poblanos han tenido gran demanda, lo mismo que las artesanías y parece que esto seguirá, pues la pandemia está decreciendo en el estado, ayer sólo hubo 168 contagios y 18 fallecimientos.

 

           Merecen felicitaciones, además del gobernador, los titulares de las secretarías de Economía, Olivia Salomón; de Cultura, arquitecto Vergara Verdejo; así como la Secretaría de Turismo.

 

          LE COMUNICAMOS LA SEMANA PASADA DEL FALLECIMIENTO de la profesora Rosalía Ramírez Moctezuma de Ortega, una de las mujeres poblanas más destacadas en la política de oposición en los años  setenta y ochenta, que fue regidora del Ayuntamiento que presidió el profesor Jorge Murad, por el PAN, después diputada federal, y ya como ex panista, el PT la lanzó como candidata a gobernadora por ese partido.

 

             Dedicada al magisterio en sus últimos años fue secretaria de Vinculación del sector Puebla-Oriente de la Sección XXIII del SNTE.

 

               Estaba trabajando el jueves de la semana pasada en ese puesto sindical, ya se sentía mal, pero ahí se agravó, sus compañeros la auxiliaron y la llevaron al hospital, pues tenía serios problemas respiratorios. Tres días después, el domingo 24 de octubre, falleció.

 

              El miércoles pasado sus compañeros maestros le rindieron un homenaje reconociendo su trabajo y sus esfuerzos por cumplir con sus obligaciones sindicales hasta el último momento.

 

             Varios de sus compañeros y compañeras hicieron uso de la palabra y al final le tributaron un aplauso.

 

              LOS ACONTECIMIENTOS DE SAN PABLO XOCHIMEHUACÁN han venido a poner de manifiesto que en Puebla sigue cometiéndose el delito de huachicol; que hay muchos asentamientos humanos en lugares peligrosos, incluso, como en este caso, construidos sobre los ductos de Pemex; que es necesario tomar medidas urgentes para resolver el problema, tanto del robo de combustible como el de los asentamientos humanos en lugares inadecuados y castigar a los delincuentes con todo el peso de la ley.

 

           Por decreto del gobierno estatal se guardaron dos días de luto en todo el estado. Hubo un muerto y 17 heridos porque el Ejército se movilizó rápido y desalojó a los habitantes de la colonia dañada. Si no se hubiera dado aviso a tiempo y si el ejército no hubiera actuado con rapidez, estaríamos lamentando la pérdida de decenas, o quizás más, de personas fallecidas.