Si bien es cierto que en México la situación de las mujeres ha mejorado en algunos sectores, también lo es que hay diferencias entre los estados de la república y, en la entidad poblana, siguen imperando prejuicios por motivos religiosos o derivados de la cultura machista que sigue imperante, en algunas regiones más que en otras.

 

            Dos psicólogos egresados de la BUAP opinan que se requiere un plan de reeducación de hombres y mujeres, para acabar con los prejuicios y costumbres que aún existen en diversas regiones del estado.

 

          La plática con este reportero surgió porque ayer fue  el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, día en que en un programa de televisión se dio a conocer un dato verdaderamente preocupante. Se dijo que de cada diez mexicanas siete sufren violencia dentro de su hogar, es decir, sus esposos las maltratan física o mentalmente.

 

          El maltrato psicológico no se aborda directamente, pues muchas mujeres ni siquiera lo toman como maltrato, por sus mismos prejuicios religiosos o derivados del amor romántico, otro de los factores que influyen en esto.

 

          La mujer al casarse debe obedecer a su marido y dedicarse al cuidado de su casa y de sus hijos, era el mandato que hasta hace algunas décadas prevalecía en todas partes; pero resulta que la sociedad ha evolucionado muy rápidamente en los últimos años y cientos, miles de mujeres trabajan fuera de sus casas y aun así siguen atendiendo las labores ‘propias de su sexo’, como se decía en el pasado reciente.

 

           Es decir, tienen un doble trabajo, pues las exigencias sociales crecen cada día y ellas tienen que aportar para el sostenimiento del hogar; en algunos casos destinando del 50 al 75 por ciento de sus sueldos, en otros al 40 o el 25 por ciento, pero las que pueden ocupar el cien por ciento de sus ingresos para ellas mismas son muy pocas.

 

           En las grandes ciudades, como Puebla, la liberación de las mujeres se hace más patente, pero en la provincia, en las medianas y pequeñas ciudades, en los pueblos en general, la situación casi no ha cambiado.

 

          NUNCA HA HABIDO UN PLANTEAMIENTO EDUCATIVO que busque el cambio de mentalidad de hombres y mujeres en este campo. Los hombres siguen siendo machos y las mujeres, deben ser hogareñas y punto.

 

           Desde el punto de vista de nuestros amigos psicólogos, eso impide más que otra cosa el cambio de actitudes, una total falta de educación para la vida; una enseñanza en la que el hombre no se sienta superior a la mujer y ésta no se sienta inferior. El amor romántico es un sueño, es algo fuera de la realidad: entre una pareja de hombre y mujer debe haber cariño, comprensión y colaboración mutua. El enamoramiento es pasajero y resulta estorboso para una relación sana.

 

          Según nuestros entrevistados es generalmente más exitosa una pareja de amigos que se casan, que una pareja de enamorados. Entre los amigos hay comprensión desde el principio, colaboración, afecto que crece con el tiempo, por el contrario en el enamoramiento todo va a la baja: la pareja se da cuenta que no se conoce realmente, que no se entienden, empiezan los celos y todo termina, muchas veces en violencia y odio.

 

          Creen que para formular un plan tendiente a evitar problemas a futuro deben intervenir principalmente profesionales de la psicología, por tener estudios especializados sobre el comportamiento del ser humano, mismo que no debe ser limitado a que antes las parejas vivían juntas toda la vida sin problemas.

 

          Ya no estamos en los tiempos de antes: ahora la mujer trabaja, algunas son ejecutivas de alguna empresa, tienen que atender a los hijos y al marido, establecen relaciones con otras personas fuera del hogar y no quieren estar encerrada entre cuatro paredes. Surgen los problemas porque los hombres también están estresados por el trabajo, también tienen amistades fuera del hogar con las que conviven con alguna frecuencia, y si la esposa dejara de trabajar habría problemas económicos que nadie quiere tener.

 

           ESTO DE LA VIOLENCIA INTERFAMILIAR RESULTA realmente complicado y es cierto que sólo se le presta atención en días como el de ayer, pero el remedio, pasada la fecha de la celebración, no se busca, no se habla de él, ni se analizan las circunstancias que la vida moderna impone a las parejas modernas.

 

          Es tiempo ya de que hombres y mujeres pongan empeño en su reeducación para estos tiempos que cada día se complican más.

 

Las autoridades se han notado más abiertas a tratar el tema, pero no se han dado cuenta, pues entre los políticos hay gente muy atrasada, que cree la discriminación de la mujer, en el hogar, en el trabajo, en sociedad, es un asunto básicamente educativo de hombres y mujeres, y que es ahí donde se debe de insistir.