Martes, 23 de Abril del 2024
Martes, 29 Marzo 2022 02:14

Las visitas presidenciales en el pasado

Las visitas presidenciales en el pasado Escrito Por :   Gabriel Sánchez Andraca

Desde antes de la visita se publicitaba en todos los medios en forma apabullante el día y la hora en que ésta se daría.


 

Seguramente se enteró de la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Puebla el sábado 26 de este mes. Estuvo en Casa Aguayo con el gobernador Miguel Barbosa Huerta y altos funcionarios federales y estatales y nada más. No hubo prensa y afuera lo esperaban algunas personas con el fin de saludarlo o plantearle algún problema.

 

         Fue una visita austera, sencilla, para tratar asuntos relativos a los planes de desarrollos que se llevan a cabo en la entidad poblana.

 

         El gobernador le hizo entrega de un documento de 1861, un año antes de la batalla de los fuertes de Loreto y Guadalupe firmado por don Benito Juárez, presidente en aquella época, y por el general Ignacio Zaragoza, titular de la Defensa. Ese documento pasará a formar parte de la sala Benito Juárez en Los Pinos, antigua residencia presidencial.

 

        Esta visita sencilla y austera, como decimos líneas arriba, nos hizo recordar los tiempos de la ‘Presidencia Imperial’, cuando los presidentes de México, eran semidioses. Esto deben recordarlo todos, porque dejaron de serlo en fechas recientes.

 

         Desde antes de la visita se publicitaba en todos los medios en forma apabullante el día y la hora en que ésta se daría.

 

         Cuando llegaba el ‘gran día’, todos los escolares tenían que estar horas antes en su escuela, principalmente los del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec; las centrales obreras movilizaban contingentes para formar la valla y los campesinos acarreados de diversas partes del estado llegaban desde temprana hora a esta capital.

 

          Soldados del Ejército Mexicano y contingentes policiacos eran ubicados en lugares estratégicos para vigilar a lo largo del recorrido.

 

           LA PUNTUALIDAD NO ERA EL FUERTE DE LOS políticos de entonces y menos del Presidente. Hubo veces en que la espera fue de horas. Los niños y jovencitos de las secundarias se aburrían y empezaban a relajar un poco la solemnidad del acto.

 

        Por fin llegaba el esperado ‘Tlatoani’ y como tocados por una varita mágica, todos los que estaban aburridos estallaban en aplausos y vivas. De los balcones de los edificios del centro caían multitud de papelitos de colores y se lanzaban globos al aire; las bandas de guerra escolares tocaban el tres de diana y todo se volvía una fiesta.

 

        Maestros y alumnos de las escuelas, líderes y obreros movilizados lo mismo que campesinos acababan cansados, con sueño, pues todos se habían levantado muy temprano para estar a tiempo de tomar su lugar en la valla, aunque ya sabían que iban a llegar mucho antes que “nuestro gran Presidente”.

 

        Vimos recepciones a López Mateos, a Díaz Ordaz, a  Luis Echeverría, a López Portillo. Miguel de la Madrid vino poco y con él la fiesta empezó a menguar.

 

         El que recibía las más entusiastas aclamaciones, de todos los mencionados era sin duda Adolfo López Mateos que tenía un carisma especial, le caía bien a todo mundo y las multitudes, sobre todo la del 5 de mayo de 1962, fiesta del centenario de la batalla de Loreto y Guadalupe. Fue la más concurrida, pues ese día vinieron decenas de miles de ‘chilangos’ y de otras partes del país a la celebración.

 

         Fue cuando se inauguró la autopista. El Centro Cívico 5 de Mayo del que formó parte el auditorio en el que se realizaron festivales folklóricos, conciertos de sinfónicas internacionales y nacionales, se rindieron informes gubernamentales y se presentaron grupos de danza clásica, principalmente de la Unión Soviética, se dejó abandonado y hasta hace poco fue reparado, aunque casi está en desuso.

 

         LA RECTORA DE LA BUAP, LA PRIMERA MUJER QUE OCUPA la rectoría de la más importante institución superior oficial de la entidad, la doctora Lilia Cedillo Ramírez, estuvo de gira por Tecamachalco y Tepeaca, donde la institución tiene importantes campus: en Tecamachalco está la Escuela de Veterinaria, que en opinión de la rectora ha alcanzado madurez e importancia, donde entregó obras como una caseta de vigilancia y un autobús para el traslado de catedráticos y alumnos a realizar sus prácticas.

 

       Dijo que con ello se da mayor seguridad a los estudiantes y a sus familiares.

 

       Ahí mismo anunció la creación del centro de atención psicológica en Ciudad Universitaria para tratar a los estudiantes con problemas de ese tipo. En la Escuela de Veterinaria habrá un albergue para 50 perros y gatos que servirán de apoyo a los tratamientos psicológicos, pues está comprobado que en muchos casos una mascota contribuye al alivio de problemas que muchas personas sufren por estrés, soledad, depresión, etc.

 

         En Tepeaca se imparten licenciaturas de Arquitectura, Negocios Internacionales y Administración, así como Dirección y Administración de Pequeñas y Medianas Empresas.

 

        Como lo puede ver, la BUAP está vinculándose cada día más con las necesidades y los problemas de la población en general. La rectora, a quien acompañan altos funcionarios de la BUAP en estas visitas, muestra un interés especial en que la institución formadora de profesionales de todo tipo responda a los grupos sociales más necesitados de la población.

 

          DESDE EL INICIO DE LA PANDEMIA DE COVID-19, han fallecido numerosos periodistas y gente conocida de todas las clases sociales.

 

         En el gremio periodístico poblano, varios compañeros han muerto; no precisamente todos de coronavirus, pero seguramente que la pandemia ha influido en muchos de esos fallecimientos.

 

         La semana pasada murió en la ciudad de San Martín Texmelucan, donde residía, Jerónimo Morales, quien fue reportero de El Sol de Puebla durante un buen tiempo, y quien durante el gobierno del licenciado Mariano Piña Olaya ocupó la jefatura de la oficina de Información.

 

         Enviamos nuestro sentido pésame a sus familiares, entre ellos a su hijo Fortino, también periodista amigo nuestro.

 

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