Los políticos de ahora parece que no piensan o lo hacen muy lentamente, dejándose llevar por sus intereses personales o de grupo.

       La discusión, o mejor dicho el debate, sobre prolongar la presencia del Ejército en tareas de seguridad nacional es sencillamente absurdo. Hablar de que se pretende la militarización del país es no entender las razones que una y otra vez ha explicado el presidente en sus conferencias mañaneras. Creo que le ha faltado ser un poco más explícito para que los diputados y senadores entiendan bien de lo que se trata. La Guardia Nacional no es un ejército pero requiere depender del Ejército o de la Secretaría de la Defensa para su correcta educación y entrenamiento, a fin de poder combatir con éxito a los cárteles delincuenciales que forman pequeños ‘ejércitos’ con disciplina y entrenamiento militar para realizar su trabajo consistente en traficar con drogas, con gasolina y gas robado, asaltar transportes de carga y de personas, sembrar miedo y desconcierto entre la población, secuestrando, amenazando y asesinando si es necesario; adueñándose de pueblos enteros, comprar cómplices dentro del gobierno y de las policías estatales y municipales y si se puede, también de las militares. Para esto deben sembrar terror, miedo, entre la población y entre las autoridades civiles para que les permitan llevar a cabo sus tareas delincuenciales sin problemas. Su meta es adueñarse, controlar regiones del territorio nacional como ya lo han hecho en Michoacán, en Guanajuato, en Tamaulipas, en Chihuahua, en Sinaloa y en Sonora y otras entidades del país.

           El gobierno no puede enfrentar a esas fuerzas, armadas con ametralladoras, metralletas, cuernos de chivo y otras poderosas y modernas armas que importan de Estados Unidos con demasiada frecuencia pues tienen recursos para ello, con mal entrenadas, mal armadas, mal capacitadas y mal pagadas fuerzas policiacas municipales y estatales. Tampoco podría hacerlo con niños y jovencitos boy scouts. Tiene que ser con militares, marinos y Guardia Nacional, cuerpos que impongan respeto por su eficiencia en el trabajo de brindar seguridad a la población civil, que viene sufriendo una “guerra” desde el 2006, que fue cuando el presidente panista Felipe Calderón la declaró sin tener un proyecto bien definido y al personal adecuado para la realización de esa tarea y menos con un delincuente como el señor García Luna al frente de la Seguridad Nacional.

          LA PROPUESTA DE QUE EL EJÉRCITO SIGA INTERVINIENDO en las tareas de seguridad nacional, salió de diputados del PRI, que por el largo tiempo que estuvieron en el poder en este país saben muy bien qué hacer en casos tan difíciles y desesperados como los que la población civil ha vivido desde el “estallido” de la guerra.

        Lo malo es que en casos como éstos, no puede emplearse el diálogo y la negociación, porque eso sería contrario a la ley y nunca se llegaría a acuerdos. Las autoridades no pueden rendirse ante la delincuencia en perjuicio del pueblo.

      EL COORDINADOR DE LOS DIPUTADOS MORENISTAS en el Congreso Federal, Ignacio Mier Velazco, dijo ayer que deben tenerse en cuenta las opiniones de todos los grupos partidistas para llegar a acuerdos en beneficio de toda la población y para eso es el debate.

        AYER ESTUVO EN PUEBLA EL PRESIDENTE DEL Senado de la República, Alejandro Armenta, quien fue saludado por varios amigos, en un céntrico restaurante.