Ya no hay marcha atrás y el próximo 30 de agosto se dará en Puebla el regreso a las clases presenciales. Así que se tienen casi dos meses para frenar lo que ahora tiene visos de desastre, una vez que el regreso a las escuelas descansa en la vacuna CanSino, en este momento bajo el ojo del huracán.

 

En efecto, la vacuna china CanSino fue la elegida para inocular a todos los maestros de México tanto de escuela básica como media superior y superior, de escuelas públicas y privadas.

 

¿Por qué esa vacuna? No se sabe, pero supuestamente el criterio científico fue que requería una sola aplicación y logísticamente era más sencillo para acelerar el regreso a clases.

 

El problema de esa vacuna CanSino es que se ha confirmado que su origen o efectividad está tan en duda que al día de hoy no ha sido avalada por la Organización Mundial de la Salud. Así de chafita la ven que nomás no le dan el aval a nivel global, aunque ya ha sido autorizada por 95 países.

 

No es el único problema de Cansino. La autoridad mexicana encargada de aprobarla como vacuna de emergencia, la Cofepris, actuó con mucha oscuridad y precipitación, pues apenas se han entregado los resultados de fase II, unos 600 casos, y todavía faltan los de las fase III.

 

Como no los tienen, en el expediente tuvieron que sustituir los resultados de los estudios en mexicanos por…paquistanís.

 

El caso fue reportado por la periodista Peniley Ramírez a la que le ha llovido durísimo por exhibir lo que se quería esconder: que Cansino era la vacuna a la mano, logísticamente más sencilla por almacenamiento y transporte. Pero ni cercanamente da certezas de su eficacia.

 

Y bajo el dicho que la peor vacuna es la que no hay, AMLO y López Gatell decidieron aplicársela a miles de maestros que hoy están temerosos, pues presienten que no es protección suficiente. Y pueden tener razón.

 

¿Por qué? Porque no se trata sólo de que la OMS no la haya aprobado: tampoco la FDA de Estados Unidos, ni la Unión Europea. Nadie en el mundo occidental le da confianza a CanSino pese a que en México ya se aplicaron 4.6 millones de dosis.

 

Y tampoco es el único problema: el gobierno de la 4T, representado por Ebrard, compró 35 millones de dosis CanSino a una empresa fantasma de Suiza, según investigó la misma Peniley Ramírez. Latam Pharma se constituyó después de la firma del acuerdo y se firmó bajo las leyes de Singapur, o sea, un contrato leonino.

 

Por supuesto que tampoco se ha revelado cuánto dinero del erario se invirtió en la compra de esas 35 millones de dosis.

 

 

Entonces, se supone que la vacuna china CanSino tiene un buen nivel de eficacia, pero sólo se supone porque los resultados de la fase III no se han publicado.

 

Tienen razón los maestros en tener miedo de que les hayan puesto una vacuna china chafa.

 

Y también los padres de familia, una vez que la variante Delta de la India ya circula en México y las cifras indican que la tercera oleada ya viene en camino.

 

Esa tercera oleada, precisamente, podría materializarse en agosto o septiembre, cuando se dé el regreso a clases presenciales bajo lineamientos en los que las escuelas deben cerrarse cuando se detecte un contagio.

 

O sea que…

 

Por qué si el regreso de los niños y adolescentes es voluntario, ¿también podría ser así para los maestros?

 

¿Podrían los maestros decir NO al regreso a clases presenciales y cuáles serían las sanciones administrativas?

 

Menudo problema para el gobernador Barbosa y para el secretario Melitón Lozano. No es su culpa, pues el Plan Nacional de Vacunación decidió aplicarles esa a los maestros, pero sin duda lidiarán con los conflictos. Faltan dos meses para concretar ese regreso, pero ya se ve caótico desde hoy.

 

Y todo por la elección de la vacuna china CanSino.

 

 

Hay tiempo para replantear, pero cada vez es menos.